"Llegué a ganar 380.000 euros en una partida y quedarme sin nada dos segundos después. Pero más que dinero, pierdes tu vida. Por el camino he dejado una familia, mi matrimonio y el poder estar con mi hijo de 8 años", confiesa un salmantino adicto al juego que recibe tratamiento en Castelló. A sus 39 años, Javier resume así el peaje pagado por más de dos décadas de adicción al juego, al que suma otro recuerdo amargo más: "El día que falleció mi padre elegí el juego a estar con él".

Javier trata de ganarle la partida a la ludopatía en la comunidad terapéutica Los Granados que la Fundación Patim, especializada en el tratamiento de adicciones tóxicas y no tóxicas, tiene en Castelló. La entidad ha organizado hoy en la Universitat Jaume I el décimo Seminario de Adicciones no Tóxicas bajo el lema "Juego patológico: ¿trastorno o conducta?", con motivo del Día Mundial sin Juegos de Azar, que se celebra mañana. En la jornada se analizan las causas que explican el auge de las nuevas modalidades de juego y entre las que ocupa un lugar clave la publicidad, plagada de rostros famosos y que minimiza los riesgos, y sobre la que los expertos han reivindicado hoy una mayor regulación.

Dentro de las nuevas modalidades de juego patológico destacan las apuestas deportivas por internet, "que están conectando con facilidad con los jóvenes" y modificando el perfil de quienes buscan ayuda: rozan los 30 años y tienen formación. "De hecho, un tercio son universitarios", explican desde Patim. La adicción a las tragaperras sigue siendo la primera causa de demanda de tratamiento en esta entidad (un 53 % de los casos), según recoge la Memoria de 2014, pero desde Patim inciden en el aumento que el último año ha experimentado la adicción a las apuestas virtuales, especialmente las deportivas, y que alcanza ya el 18 % de los casos tratados.

"Empecé jugando con 14 años en una máquina tragaperras, con los amigos, para completar la paga del fin de semana que me daban mis padres. Pero fui buscando más. Peleas de perros y gallos, partidas clandestinas y juego 'on line'", confiesa Javier.

Apostar por internet es "accesible y garantiza la intimidad: el sujeto que juega no se tiene que exponer para jugar, como en un bingo o casino; puede hacerlo desde su hogar, con un 'smartphone' o una tableta, y a cualquier hora", explica Julio Abad, psicólogo del centro de adicciones no tóxicas de Patim en Valencia.

La respuesta inmediata de estas nuevas modalidades de juego es otra de las causas: "El juego es una forma de ganar dinero rápido, dinero que se va igual de veloz. Te haces el cuento de la lechera. Pago el piso y las deudas pendientes y luego me voy de vacaciones, renuevo el coche, me compro un yate y compro mis amistades", añade Javier. La publicidad constante de los operadores de juego, en la que se minimizan los riesgos y se apela a la habilidad por encima de la suerte, hacen el resto, según Patim.

La regulación publicitaria en el sector es una de las reivindicaciones que expertos y pacientes han planteado ante el Día sin Juegos de Azar. "Tenemos que llegar a la sociedad para concienciar de que esa publicidad continuada y con escasos controles produce la puesta en práctica de este trastorno de conducta, de este comportamiento adictivo que empieza a considerarse como el mayor", comenta el presidente de Patim, Francisco López. Insiste además en la necesidad de que la administración destine más apoyo y recursos a la labor de prevención y tratamiento que desarrollan las entidades sociales: "La adicción al juego es uno de los grandes problemas con que nos estamos encontrando con los jóvenes".

La legislación española establece la posibilidad de autoprohibirse la entrada en bingos y casinos de una región o de toda España, una opción que Javier activó para vetar su acceso a estos lugares de juego e incluso a salones 'on line', aunque en este último caso las trampas son fáciles.