La presidenta de la Fundación de Síndrome de Down de Castelló, Rosa Prades, hace un balance de los últimos años en los que los recortes y la crisis han puesto en peligro la continuidad de esta entidad. Con trabajo y mucha lucha, el colectivo ha logrado salir adelante y sigue con sus proyectos en pro de las personas con discapacidad intelectual. Su último proyecto, el piso de formación para la vida independiente que pusieron en marcha en julio y en el que participaron 15 usuarios, ha sido todo un éxito y esperan poder afianzarlo. Además, se muestra reivindicativa con la necesidad de disponer de un calendario de pagos de las subvenciones.

¿Cómo surgió la experiencia piloto del piso de formación para la vida independiente?

Hace un tiempo que llevábamos este proyecto en mente pero necesitábamos un piso. A final, un padre de uno de nuestros usuarios nos cedió la vivienda, sin cobrarnos nada, y gracias a él lo pudimos poner en marcha.

¿En qué ha consistido?

Los usuarios han trabajado, bajo la supervisión de los técnicos, diferentes áreas de la vida cotidiana para adquirir autonomía y que puedan ser uno más en la sociedad y puedan vivir como cualquier otra persona. Y para ello necesitan un entrenamiento previo. Nuestros objetivos fueron el asesoramiento para la toma de decisiones, la implicación activa, apoyo a las familias, se les ha promovido responsabilidades en las tareas del hogar, resolver conflictos de la vida cotidiana, los desplazamientos, el manejo del euro, la cocina, salud y seguridad, cuidado de la ropa, planificación de la comida, educación vial... Y también realizar gestiones en la policía, el ayuntamiento, en el banco,.. En definitiva, tramitar cosas del día a día, como puede ser hacerse el DNI.

¿Se podrá consolidar este proyecto en Castelló?

El balance ha sido muy positivo, tanto para ellos como para los padres. Ahora nos gustaría que, en un futuro no muy lejano, se prolongue durante todo el año. Hoy por hoy es un poco difícil porque no tenemos financiación ni vivienda disponible pero confiamos en que se haga realidad en un futuro. Ése es nuestro objetivo final.

¿En qué beneficia esta formación a las personas con discapacidad intelectual?

Lo que hemos intentando es trabajar mucho la autonomía porque para vivir solos tienen que ser muy autónomos, y así, que en un futuro puedan hacer las tareas del hogar sin ningún tipo de apoyo. Es la inserción en la vida comunitaria. Para los padres también es muy importante porque, cuando tienes un hijo con discapacidad, el que sea lo más autónomo posible, para los padres es una tranquilidad. No solamente por el hecho de que quieran irse a vivir solos sino porque cuando ellos falten saben que su hijo va a tener las capacidades para funcionar y manejarse sin depender de nadie.

¿El voluntariado sigue siendo una figura importante en la asociación?

Por supuesto. Sin ellos hay programas que no podríamos realizar. Ahora hemos participado en unas jornadas solidarias en la Universitat Jaume I de Castelló para la captación de voluntarios y hemos tenido una respuesta muy buena. Es cierto que, en ocasiones, es difícil mantenerlos en el tiempo y que tengan una continuidad pero, en nuestro caso, podemos estar muy contentos con nuestro voluntarios. Son bastante estables.

¿Se ha potenciado más el voluntariado con la crisis?

No especialmente. El voluntariado está con o sin crisis. Quien quiere ser voluntario lo es porque quiere y le gusta, sin más. Esa es la esencia. Lo que sí hemos notado es un aumento importante de las entidades sociales que cuentan con nosotros para organizar actos solidarios. Antes teníamos que movernos mucho para buscar algún evento que contara con nosotros y de, unos tres años hacia aquí, cada vez, son más los que vienen a nuestra entidad a proponernos cosas. Todo esto ayuda para que podamos seguir funcionando y seguir adelante con los talleres y cursos que estamos haciendo.

¿La fundación se ha resentido en estos años de recortes?

Durante un tiempo de la crisis lo pasamos muy mal pero ahora nos hemos ido poniendo al día y, aunque nos deben algunas subvenciones, entra dentro de lo habitual. El problema es que pides la ayuda y hasta la resolución pasa mucho tiempo, además de que nunca sabes cuándo te la van a pagar. Nosotros funcionamos con créditos con los que vamos pagando y cuando viene la subvención amortizamos el préstamo. Lo que sería muy bueno es que tuviéramos un calendario de pagos porque así sabríamos cuándo nos llega el dinero pero, hoy por hoy, ese calendario no existe. Es todo muy imprevisible o no te deja planificar con tranquilidad.

¿Han suprimido algún servicio?

En 2015 tuvimos que tomar la difícil decisión de cerrar el Centro Especial de Empleo después de doce años en funcionamiento pero, hoy por hoy, no debemos nada y vamos funcionando, que es lo que queríamos. En la Comunitat Valenciana, las instituciones apoyan más el Empleo con Apoyo en empresas que el empleo en centros especiales de empleo.

¿Qué le piden al nuevo gobierno?

Que nos faciliten un poco más las cosas, que sigamos recibiendo las subvenciones para continuar con nuestra actividad y ojalá pudiera salir un calendario de pagos o tener una financiación estable, sin tener que depender de subvenciones. Ahora vamos a empezar una ronda de entrevistas para hablar de la situación con los nuevos gobernantes para que nos conozcan y que sepan cómo funcionamos.