No suele fallar en exceso la secretaría técnica del Villarreal, es más el club suele recuperar jugadores para la causa despreciados, venidos a menos u olvidados por lesiones en otros clubes anteriores, véase el caso de Gio, Cheryshev, Asenjo, Rossi, Forlán o Diego López. La eficacia suele ser máxima, sin embargo, esta temporada una bala parece haber sido de fogueo. El Villarreal apuró hasta la última fecha para completar la delantera, y lo hizo con un hombre de contrastada calidad, Adrián López, un futbolista, que se adaptaba como anillo al dedo a las costumbres y características del Villarreal.

Rápido, polivalente, con experiencia internacional, dispuesto a renacer tras su aventura lusa, no parecía ni mucho menos una mala opción. Pretendido también por el Betis, en calidad de cedido, el Villarreal logró echarle el guante, y el asturiano, paisano de Marcelino, recaló en el Villarreal. Adrián era la guinda del pastel de una delantera de quilates, la que conforman Soldado, Bakambu, Baptistao y el propio Adrián. Sin duda el lazo final a un gran trabajo este verano, el de Roig Negueroles y su equipo. Sin embargo, la película no parece haber acabado tan bien como era de prever. Adrián, falto de pretemporada, debutó en la jornada tres (10 minutos). A partir de aquí 45 ante el Athletic, 70 ante el Rapid y 10 con el Málaga. Se acabó Adrián.

El tendón del de Teverga dijo basta, hasta el punto de que los cuidados paliativos no han servido de nada y el asturiano se tendrá que operar para estar nada más y nada menos que tres meses de baja. Una circunstancia alarmante y más ante la acumulación de problemas en ataque.

Baptistao tiene para tres semanas más, al tiempo que Soldado y Bakambu capean el temporal de los problemas físicos de la mejor forma que pueden ante la impepinable falta de descanso. Sin duda la maldición de las lesiones vuelve a afectar al submarino de Marcelino, quien deberá empezar a rezarle más a Sant Pascual o mejor a San Pantaleón, el que se compadece de todos, patrono de los enfermos, ya que la dirección deportiva no se plantea fichar.

Hay quien apuesta por la vertiente más espiritual, por la invocación del santo, aunque el día de Halloween casi que nos queda un poco atrás ya. Por si acaso, Marcelino, dicen los que saben de esto que para la sanación de un enfermo, se recomienda repetir tres veces el nombre de San Pantaleón con una foto o estampa del santo, y encender tres inciensos de salud, una vela verde (el verde representa la sanación física y espiritual) y rezar: «Tú que sufriste en carne propia la injusticia de los hombres y conoces el secreto de la enfermedad y la muerte, ayuda a los enfermos y necesitados. Cura sus llagas, cicatriza sus heridas para que la salud vuelva a ellos y no los abandones jamás. Que así sea».

Yo no digo que esto funcione, es más creo al 99% que poco más servirá que para rellenar esta columna una semana más, pero, '¿chi lo sa ?'. Sabia dicen que es la Madre Iglesia, aunque yo cada día que pasa creo menos en ella y en chiringuito que desde años ancestrales tienen montado, pero por probar. La fe va por barrios y a lo mejor hay quien la tiene en Vila-real y yo lo respeto.

Mientras en Sevilla, concretamente en el Villamarín, habrá del que se habrá quitado de encima un peso al conocer la lesión del futbolista asturiano tras no haber podido cerrar su fichaje el pasado verano. A esos les recuerdo que el rendimiento de Ricky van Wolfswinfel tampoco está siendo para tirar cohetes.