Lo peor del temporal de viento y lluvia llegó a la provincia de Castelló con las clases ya empezadas, lo que provocó que todos los centros escolares de Castelló comenzasen el día con la rutina habitual, pero con la mirada dirigida al cielo. La virulencia puntual del viento, tirando árboles, y las goteras e inundaciones provocadas por la lluvia acabaron por alterar el funcionamiento en siete municipios. Los colegios rurales agrupados de Ludiente, Castellnovo, Fanzara y Tales suspendieron finalmente las clases, aunque el mayor problema se vivió en Onda, Nules y Almassora.

En Onda, la Sección del Instituto de Educación Secundaria Serra d´Espadà dio por terminadas las clases ante las goteras que comenzaron a salir, y es que el agua empezó a invadir el centro educativo desde varios frentes, tanto por el suelo como por el techo. Poco después, el ayuntamiento suspendió las clases en los colegios. Mientras, algunas viviendas empezaban a sufrir daños, como una de la calle Granada, donde se derrumbaron dos techos, aunque sin tener que lamentar daños personales. Numerosos garajes quedaron inundados.

Por lo que respecta a Nules, sobre las 11:30 horas el Nou Pedro Alcázar, que está formado por barracones, decidió suspender las clases por la caída de árboles en el patio e inundaciones en el aulario. Fuentes municipales señalaron que en todo momento mantuvo el contacto con los colegios del municipio para valorar los daños y la situación. Además, se dio parte a la Conselleria Educación por si procedía suspender las clases. Los padres y madres, informados, fueron acudiendo a recoger a sus hijos e hijas sin que se produjera incidencia alguna.

Otro de los municipios afectados fue Almassora, y de nuevo el perjudicado fue el colegio Regina Violant, también con aulas prefabricadas. Debido a las lluvias y el fuerte viento de la mañana, los pasillos y zonas exteriores del colegio se encharcaron, imposibilitando que los alumnos pudieran tanto salir al patio como a las zonas techadas y pasillos del centro. Según informaron desde el Ampa del colegio, tras conversación de la dirección del centro con la Conselleria de Educación se optó por no suspender las clases, ya que estaba garantizada la seguridad de los alumnos. Pese a ello, muchos padres optaron por llevarse a sus hijos a casa, hasta el punto de que más del 40 por ciento de los estudiantes dejó el colegio. Desde el AMPA aprovecharon para volver a denunciar «la situación precaria en la que se encuentra el centro, con falta evidente de instalaciones y servicios dignos».