En las últimas décadas, han existido posturas contrapuestas en relación a la concepción del embarazo como un periodo en el que pudiera realizarse actividad física con normalidad o, por el contrario, en el que la mujer debiera guardar reposo casi absoluto. El especialista en Ginecología y Obstetricia en el Hospital de Vinaròs, Juan José Hidalgo, apunta que, probablemente, a partir de los años ochenta fue cuando comenzó a promoverse un embarazo y un parto «lo más activo y naturales posibles». «A partir de ese momento el cambio de tendencia ha sido lento pero progresivo y, aunque ahora estamos mejor que hace treinta años, todavía hay mucha labor por hacer para concienciar, no sólo a las mujeres embarazadas, sino también a los propios profesionales, de los muchos beneficios de un embarazo activo», concluye. n. s. castelló