El director de las investigaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre el crimen de Cálig declaró ayer que los procesados, el empresario gallego I. L. H. y el supuesto mediador que contrató al sicario, M. A. M. J., se conocían y describió al empresario como el «autor intelectual de los hechos».

En un extenso interrogatorio por parte del Ministerio Fiscal, el testigo describió la relación del empresario gallego con la joven fallecida como «desigual entre una niña de 15 años y un adulto de 50» y «obsesiva, de violencia de género». Cuando la joven cumplió 18 años y el empresario la trajo de Cuba, éste, dijo el testigo, «no le dejaba un resquicio de libertad», grababa sus conversaciones telefónicas, instaló un programa espía en su ordenador de control remoto e incluso amenazaba de muerte a todo aquel que tuviera algún tipo de relación con la víctima.

El testigo explicó que la clave para poder ahora enjuiciar a estas dos personas tras un primer juicio fue que la UCO no concluyó la investigación, pues entendían que había un autor intelectual además de más autores materiales, y por la aparición de uno de los testigos que declaró el martes, que manifestó que había puesto en contacto a ambos procesados. Aunque estos últimos negaron conocerse o haber mantenido contacto alguno, el testigo relató cómo los presentó para un negocio inmobiliario. El teniente explicó que este testigo tenía un «miedo atroz» al supuesto mediador y llegó a reconocer que había le había puesto en contacto con el empresario «para un tema grave».

El fiscal pide 52 años de prisión para cada uno de los acusados al entender que el empresario presuntamente ordenó la muerte de su examante „la joven Yalennys Valero„ y, a través del supuesto mediador, contrató a un sicario „que cumple una condena de 44 años de prisión„, quien la mató y también asesinó al chico que la acompañaba casualmente la madrugada de los hechos, hace diez años.