Roberto Soldado se convirtió anoche en el salvador del Villarreal CF. Dos goles del delantero valenciano en la segunda parte permitieron al conjunto amarillo sumar una nueva victoria en la fase de grupos de la Europa League que le acerca a la siguiente ronda y mantiene sus opciones de ser primero de grupo. Fueron dos tantos que maquillaron un partido de los más flojos que se le recuerdan al submarino este año.

No estuvo nada cómodo el Villarreal en ningún momento y, menos aún, en los primeros 45 minutos. No fue superior, no desbordó y para nada hizo sufrir a los bielorrusos. De hecho, no hubo ninguna ocasión de peligro por parte del cuadro villarrealense hasta mediada la primera mitad. Fue en el minuto 24 cuando Bakambu dirigió el esférico directamente a las manos del portero del Dinamo tras una combinación entre Castillejo y Nahuel.

Este remate pareció despertar a los de Marcelino, que tuvieron cuatro minutos después una nueva ocasión en las botas de Jokic quien, con un lanzamiento desde la banda izquierda, a punto estuvo de sorprender a Ignatovich. Si lo hubiera marcado habría sido, sin lugar a dudas, el gol de la jornada e incluso de la Europa League, pero el balón se marchó lamiendo el travesaño.

Justo después llegó la jugada que podría haber cambiado algo un partido que hasta el momento estaba siendo bastante pobre. O, por lo menos, habría cambiado el marcador porque el colegiado escocés no señaló unas manos dentro del área de El Monir que habrían supuesto un penalti favorable a los amarillos. Estos reclamaron la jugada pero John Beaton no señaló nada y la primera parte siguió su transcurso sin variar ni un ápice: el Dinamo de Minsk aguantando cómodamente porque el Villarreal no le generaba prácticamente ninguna molestia.

El último arreón de la primera parte lo dio el equipo bielorruso por mediación de Udoji, su hombre más activo, tanto ayer como hace quince días en El Madrigal. Un lanzamiento que también se marchó fuera.

Sin chispa ni ritmo

Al Villarreal le faltaba chispa y ritmo, y Marcelino lo buscó en la segunda parte con Roberto Soldado, quien entró para sustituir a Nahuel tras el paso por vestuarios. Fue clave esa sustitución porque, al final, el delantero valenciano acabaría siendo el protagonista absoluto de un partido que se ganó con mucho sufrimiento.

Y es que el segundo tiempo empezó con los locales buscando la sorpresa con un córner en el que Beciraj a punto estuvo de batir a Barbosa. Pero todo el esfuerzo quedó ahí ya que fue, más o menos a raíz de esa jugada, cuando el Villarreal empezó a crear algo más de juego, a acercarse con algo más de peligro al área rival y a poner a prueba al portero bielorruso. Una combinación de Castillejo con Bakambu que se marchó a córner y un remate de Soldado a las manos del portero presagiaban el primer tanto del encuentro pero, curiosamente, el tanto subió al marcador... pero a favor del Dinamo de Minsk.

Cuando más confiado se sentía el Villarreal, el recién salido al terreno de juego Vitus aprovechaba un centro de Udoji y una mala salida de Barbosa para marcar a placer el 1-0. Era el minuto 69 y nadie se explicaba lo que había pasado pero, sin apenas dar tiempo a los bielorrusos para celebrar el tanto, llegaba el primero del Villarreal desde los once metros.

Bakambu era derribado dentro del área y, esta vez sí, el colegiado Beaton señalaba pena máxima. Soldado no lo dudó y cogió el balón para batir a Ignatovich y establecer el empate a uno. El partido volvía a la normalidad y quedaba tiempo por delante para darle la vuelta al partido. Marcelino tiró de Denis Suárez buscando algo más de velocidad -previamente había salido también Dos Santos- y el Villarreal carburó algo más. Tampoco como para echar cohetes pero lo suficiente para que en una jugada casi en los últimos minutos Soldado acabaría marcando el 1-2 con la ayuda de un rival, contra el que rebotó el balón y sorprendió a Ignatovich. El Villarreal le daba la vuelta al encuentro y sumaba así una victoria necesaria.