Desde primera hora de la mañana de ayer ya se auguraba el buen balance de la segunda jornada de la Feria Medieval de Mascarell. Durante todo el día el paso de personas por los portales de acceso al recinto amurallado fue constante y en las horas punta incluso masivo, dificultando el tránsito por unas calles que olían y sonaban a medievo, pero sobre todo hablaban de éxito, dado que en estos eventos el número de visitas es una de las principales variables a la hora de considerar que la organización ha cumplido su finalidad. De hecho, se mantienen las previsiones que durante los tres días en que la feria permanece abierta «podamos llegar a recibir hasta 60.000 personas"«, aseguró el alcalde, David García.

Como ya sucediera en la jornada inaugural, las actuaciones, talleres, exhibiciones y recreaciones fueron comparsa de la multitud de personas que eligieron como destino Mascarell para disfrutar del ocio del fin de semana. Empezando por el paseo a caballo de los caballeros por las calles del mercado, y continuando por el desfile de juglares, bailarines, músicos, bufones de la corte del rey, todas las propuestas que se fueron desarrollando desde primera hora de la mañana cumplieron con el objetivo de hacer sentir a los visitantes como unos personajes más de la escenificación diseñada para la ocasión.

Pero aunque la programación complementaria este año está teniendo especial relevancia, lo cierto es que el principal atractivo para cada persona que se sumerge en el ambiente medieval de Mascarell es el propio mercado, que invadió cada rincón del recinto amurallado. Los artesanos volvieron a ofrecer sus productos: alimentación, decoración, salud, complementos, juguetes? Aunque entre los elementos que despertaron más curiosidad entre el público, posiblemente, estuvieron los instrumentos de tortura de la época.

Hoy se darán cita 700 bolilleras en la última jornada de la feria.