Vila-real busca acelerar la supresión de la depuradora de Vora Riu, ya que el ayuntamiento considera que es la mejor manera, y también la más económica, de atajar dos problemas que preocupan a la institución: la gestión de las aguas y las inundaciones que se producen en la zona norte cuando se producen lluvias importantes.

Para conseguir que la obra se ejecute cuanto antes, el alcalde de Vila-real, José Benlloch, cuenta con la complicidad de su homóloga en Almassora, Susanna Nicolau, ya que ambas localidades se encuentran afectadas por el proyecto. De hecho, para Almassora la depuradora de Vora Riu es un problema debido a los malos olores.

Ambos alcaldes están a la espera de que la Generalitat nombre al nuevo responsable de la EPSAR (Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales), que es la que se encargó de aprobar, a principios de este año, un proyecto que debería comenzar a mediados de 2016 y que ahora se quiere agilizar.

«Una vez esté el interlocutor claro, la alcaldesa de Almassora y yo mismo acudiremos juntos para demandar que una obra de esta envergadura, tanto en el aspecto ambiental como en la mejora de la calidad de vida de nuestros vecinos, no se demore más», indicó Benlloch.

Las obras tienen un presupuesto de 2,7 millones de euros y deberían permitir suprimir la histórica depuradora de Vora Riu y derivar las aguas residuales que se tratan en esta estación a la EDAR de Almassora y a otra estación mancomunada.

Nicolau indicó que «es necesario que se amplíe nuestra depuradora para poder dar un servicio con garantías medioambientales que no afecten al entorno».

Para el equipo de gobierno de Vila-real este proyecto tiene una importancia doble, ya que en el presupuesto aprobado hace ahora ocho meses también se incluyen partidas para adecuar los colectores de la zona norte de la ciudad. De esta forma, confían desde el consistorio, se mitigarían de forma notable los problemas de inundaciones en la avenida Francia y la avenida Cedre, y todo ello sin coste para las arcas municipales.

La alternativa, según afirmó el pasado martes el portavoz del equipo de gobierno, Javier Serralvo, pasa por realizar una «gran inversión» en el alcantarillado de una zona que «creció muy rápidamente en pocos años, pero sin equipamientos adecuados para soportar lluvias torrenciales».