No solo los visitantes escogen Peñíscola para pasar sus vacaciones. La conocida localidad del castillo templario es uno de los puntos más importantes en los trayectos que anualmente efectúan las aves marinas europeas. Tan vital es el emplazamiento del municipio, que desde Ecologistas en Acción se organizan periódicamente actividades de censo de aves al objeto de realizar un seguimiento a ejemplares que pueden llegar desde Bélgica o Croacia. Gaviotas cabecinegras, gaviotas sombrías, cormoranes moñudos o alcatraces son avistados y convenientemente censados por integrantes de la asociación con la finalidad de investigar su ciclo vital.

En este sentido, la asociación ecologista está planteando pedir al consistorio que cree zonas de reserva invernal de aves marinas para proteger la actividad de este tipo de aves, que, además, mantienen en los acantilados del Parc Natural de la Sierra de Irta, en la zona conocida como la Badum, una especie de guardería para el cormorán moñudo, el lugar en el que las aves más longevas enseñan a los ejemplares más jóvenes de esta especie cómo obtener alimento y sobrevivir en las condiciones actuales. Los acantilados de la Badúm, de hecho, albergan uno de los puntos de mayor concentración de cormorán moñudo, un ejemplar que mantiene como principales puntos de cría la cornisa cantábrica, Baleares y las Columbretes. Es tal la belleza, que en los avistamientos de aves y en las actividades de censo se desplazan amantes de la ornitología de Europa que viajan para participar en estas actividades, por lo que desde la asociación ecologista apuestan por fomentar el turismo ornitológico. «Esta zona de Peñíscola es el lugar de paso, descanso y aprendizaje, los adultos y jóvenes llegan para invernar y viven de la pesca. Puedes encontrar concentraciones de 100 ejemplares, algo muy extraño de observar en el Mediterráneo», precisa Quique Luque, de Ecologistas en Acción.

El desconocimiento del comportamiento de las aves hace que se den situaciones como la de espantar a estas aves cuando están descansando en la playa, como explica Luque, y contrariamente a lo que se piensa, no están tomando el sol, sino que reservan energías y mantienen poca actividad cuando disminuye su ingesta de alimento, por eso se mantienen en las playas, «cuando corres para espantarlas lo que generas es un mayor debilitamiento de estas aves y un innecesario gasto energético en épocas del año en las que es más complicado obtener comida, e intentan gastar el mínimo de energía». Hay que destacar que las poblaciones mayores de gaviota cabecinegra y de gaviotas sombrías suele estar en el Mediterráneo, «básicamente Peñíscola es una zona de gran concentración».

Aves de toda Europa

Las playas de Peñíscola son dormideros de aves marinas de ámbito internacional, «el año pasado nos visitó un gran número de gaviotas sombrías anilladas en Noruega». Las aves llegan de todas partes de Europa, «entre la zona cantábrica y la zona mediterránea, sienten preferencia por la zona mediterránea, es donde pueden sobrevivir mejor», explica Luque. «El año pasado hicimos avistamientos, entre Peñíscola y Castellón, de aves croatas, turcas, alemanas o eslovacas que llegan no a veranear, sino a invernar, son turistas de los buenos».