A lo largo de la semana se está disputando el XI Torneo WTA Benicarló, dotado con 10.000 dólares en premios, al que habitualmente acceden tenistas que están en progresión o que les faltan puntos para evitar las previas en este tipo de torneos. Algunas de las ganadoras o participantes son conocidas en la actualidad al estar muy bien clasificadas, como es el caso de la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, quien se impuso en la VII edición rompiendo los pronósticos pero practicando un gran tenis de manera que, en todo el torneo tan solo cedió dos sets a sus rivales; uno en cuartos de final y otro en la gran final.

Muguruza, actual número 3 del listado mundial, fue pasando las eliminatorias sin apenas problemas hasta cuartos de final, ganando sus partidos en dos sets, pero en esta eliminatoria se encontró con la peruana Bianca Botto, que la obligó a sacar lo mejor de sí misma para poder pasar a la siguiente ronda, tras un gran partido de ambas.

Garbiñe ganó el primero por 6-4, perdió el segundo por 7-5 y en el tercero gano de nuevo por 6-4. Más fácil de lo esperado lo tuvo en semifinales con la italiana Anna Floris al derrotarla por 6-4 y 6-1.

La gran final la disputó el 11 de noviembre ante la rusa Elitsa Kostova, que por ránking partía como favorita al título. La igualdad fue una constante en los dos primeros sets, que tuvieron que decidirse por muerte súbita; el primero para Muguruza y el segundo para Kostova. En el tercer y definitivo set, tras el fuerte desgaste físico de los anteriores, la mayor calidad técnica de la hispano-venezolana se dejó notar, ganando por 6-3 y llevándose el trofeo.

Volver a verla a jugar hoy en día en Benicarló es prácticamente imposible, de ahí la importancia para los aficionados del tenis para acudir a estos torneos, donde se acaban de forjar las que serán estrellas en el futuro.