Que quería yo hablarle de Dostoievski". Con esta mítica frase se presentaba el personaje de Luis Ciges en la inigualable 'Amanece que no es poco', a aquella señora a la que pedía hospedaje en un recóndito pueblo de la España más rural. Señora que, por cierto, era bastante más joven que su hija. Aunque eso cada día me parece menos extraño. «Pues muy bien, encantada. Ahora mismo bajo», respondía ella con toda la normalidad del mundo. Como si dicha presentación, a a las tantas y sin avisar por parte de un desconocido que llega en un sidecar con su hijo, fuera la más habitual del mundo.

Posiblemente esta cita, y en clave de broma por medio de alguna red social, sea todo lo que mucha gente haya leído sobre Fiódor Dostoievski. Si están entre ellos, nunca esta tarde para cambiar porque la dicha será buena. Y no me lo tomen como un ejercicio de barato afán de dárselas de cultureta. Tan solo como un consejo de quien en su día lo tomó en cuenta y estará eternamente agradecido

Precisamente ayer, día 11, se celebraba el aniversario del nacimiento de uno de los mayores genios de la historia de las letras. De ese tipo con barba rala que, como nadie, retrató con palabras el alma humana. Y la excusa, si es que hace falta, nos viene al pelo para referirnos a lo que aquí nos trae cada semana en base a su 'Crimen y castigo. Aunque sea tan cogido por los pelos como sucediera en la mentada referencia cinematográfica. Que, desgraciadamente, seguimos en un país donde hay que buscar excusas para hablar de Dostoievski y cualquier momento es bueno para la última de Belén Esteban, el enésimo enfado infantil de Cristiano Ronaldo o los putiferios varios del Benzemá de turno.

Vaya por delante que el Villarreal no ha cometido ningún crimen esta temporada. Y prefiero omitir el «de momento», pues hay motivos de sobra que invitan al optimismo. Pero sí pecados varios, pese a una extraordinaria clasificación en la tabla que de torpeza infinita sería mentar cada tres por cuatro para tapar cualquier otro defecto. Porque haberlos, haylos. Y tan evidentes que casi todo el mundo coincidiríamos en el mismo diagnóstico de los males del equipo en este último mes de competición. Ese en el que el Villarreal tan solo ha ganado a una banda cual es el Dinamo de Minsk (y que nadie nos venda una milonga diferente a esta) y al Sevilla (este sí, meritorio y plausible triunfo). Ese en el que, en cuatro partidos a domicilio (Barcelona, Minsk, Las Palmas y Levante), ha chutado tan solo seis veces entre los tres palos. Como lo oyen.

Nadie discute el material humano con el que se cuenta, como tan poco discutible es que no está funcionando la faceta desborde. Un equipo fiable, serio, pero sin magia hasta la fecha salvo en contadas excepciones. Que el Villarreal sea el equipo de Primera que menos lanza a puerta tras one jornadas, es algo inaudito. Ni el peor Villarreal de Irulegui, donde el bueno de Craiovenau ya encaraba por sí solo cada partido en más ocasiones que toda la muchachada actual en conjunto. Que Mario Gaspar sea el futbolista con más disparos en el actual Villarreal es pura muestra de que el fútbol ofensivo no funciona y de que hoy por hoy, está lejos de hacerlo. Que se generen tan pocas llegadas que un jugador como Soldado lance menos de una vez por partido a portería ?eso sí: Eso sí que es un crimen. Y hay que darle solución.