La bajada del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), que hizo descender los ingresos del Ayuntamiento de Vila-real, obliga al equipo de gobierno a reducir en más de un millón el presupuesto de 2016, que rondará los 43 millones de euros según las previsiones del área de Hacienda.
A la espera de algunas partidas que todavía están por cuantificar con exactitud -en especial el apartado de ingresos relativo a las transferencias del Estado- el paisaje presupuestario es el de otro ejercicio de contención que se agrava por la apuesta del equipo de gobierno de reducir el IBI, lo que supone una merma en los ingresos de 1,8 millones de euros.
Así, Vila-real volverá a una cifra presupuestaria similar a la de 2014, y sensiblemente inferior a la de 2015, cuando el gobierno municipal aprobó unas cuentas de 44,3 millones de euros. El descenso de los ingresos, combinado con el pago de las amortizaciones y los intereses -alrededor de tres millones de euros tan solo para hacer frente a un préstamo de la época del PP de 20 millones de euros- provoca que la partida de inversiones sea, con 1,3 millones de euros, una de las más bajas de los últimos años.
Así, dos grandes inversiones concentran el gasto de prácticamente el 70 % de esta partida. Se trata de la compra del Gran Casino y del pago de las obras que quedan para finalizar la Ciudad Deportiva municipal. En ambos casos, el gasto previsto se sitúa alrededor del millón de euros.
El concejal de Hacienda, Francisco Valverde, defendió esta apuesta del equipo de gobierno por dos motivos. El primero enlaza con la bajada impositiva, en el sentido de que prefieren invertir menos a que «sean los ciudadanos los que paguen las consecuencias de la delicada situación económica del ayuntamiento». De hecho, anunció que este año los impuestos se congelarán.
El segundo motivo es que esperan complementar la partida de inversiones con la firma de algún convenio de colaboración con la Generalitat.
Valverde apuntó que las cuentas de 2016 tendrán tres ejes fundamentales. En primer lugar la atención a las personas, centrada en la firma de convenios por valor de 2,5 millones de euros y cuyos beneficiarios son entidades que trabajan para ayudar a los colectivos más necesitados. Además, se seguirá destinando el 0,7 % del presupuesto a proyectos de cooperación.
El segundo gran eje es el que el concejal definió como el de las «oportunidades», esto es, aquellas políticas que permiten «crear tejido empresarial de cara a posicionar a la ciudad en la salida de la crisis». Se trata de una de las partidas, la de gasto corriente en bienes y servicios, que más aumenta, llegando a los 20 millones de euros, y se centrará en la apuesta por la empresa local y en proyectos que potencien cuestiones como la innovación y la economía del conocimiento.
La tercera cuestión envuelve a las demás, puesto que condiciona todo el presupuesto. Se trata de «garantizar la estabilidad y la sostenibilidad presupuestaria» del ayuntamiento, lo que precisamente obliga a una inversión limitada. El edil de Hacienda destacó que hay que «buscar fórmulas para, con menos dinero, dar los mismos servicios a los ciudadanos, e incluso más».
