A las nueve y media de la mañana Adran ya había llegado al Port de Borriana para comenzar a guardar turno en la cola de la venta de entradas de la próxima edición del Arenal Sound. Fue el primero en llegar y aún tuvo que esperar más de dos horas hasta que se pusieron a la venta. Una vez tuvo su abono en las manos, Adran reconocía que el cambio de ubicación «no me gusta nada. Creo que este festival nació para ser celebrado en la playa. Aún así, yo no me lo voy a perder».

Entre las doscientas personas que justo antes de iniciarse la venta hacían cola junto al Restaurante Arenal del pueblo, los comentarios sobre el nuevo emplazamiento del festival de cara al próximo verano eran lo más oído. «Igual le tienen que cambiar el nombre para el próximo año...», comentaba jocosa una mujer que acompañaba a su hija a por una entrada. Para Áloe, otro de los sorianenses que hicieron cola «la gracia de este festival era que se celebrara en la playa, ya que todo estaba montado en función de esa ubicación, pero esperaremos hasta el próximo verano para saber si valió la pena el cambio».

La mayoría de los allí presentes tenía bien claros los motivos del cambio, y así entre un grupo de jóvenes discutían sobre la idoneidad de la Malvarrosa: «está lleno de acequias y el terreno no es el mismo que en la playa, pero si la única solución para que continuara en Borriana era cambiarlo de lugar, tendremos que aceptarlo».