El encuentro entre Nules y Nulles estuvo ayer a la altura de las expectativas que se generaron los vecinos de uno y otro municipio. Por fin, después de mucho tiempo, representantes de ambas localidades, una de Castelló y la otra de Tarragona, tuvieron la oportunidad de poner en común su interés por poder llegar a ser pueblos hermanos.
Esta excursión tiene su origen hace un par de años, cuando el nombre de un pueblo de la provincia vecina llamó la atención de un miembro de la Asociación Cultural La Corretjola por su parecido con el de Nules, solo una consonante, la L, les diferenciaba. Pero esa solo fue la primera de las coincidencias que motivó que iniciar una relación especial entre ambas poblaciones fuera inevitable. Como explicó el presidente de La Corretjola, Jaume Segura, la siguiente sorpresa fue descubrir que a pocos kilómetros de Nulles había un pueblo: Vilabella. De nuevo solo una consonante era la única diferencia entre esta población y la vecina de Nules, Vilavella.
Ahí empezó todo. El interés fue mutuo, ya que desde el primer momento, autoridades locales de Nulles manifestaron su deseo, no solo de entablar relación con el pueblo castellonense, sino incluso plantear un hermanamiento, que ayer pudo dar su primer paso.
Porque la historia también vinculaba a los dos pueblos, exactamente en su origen, que en Nules estuvo en las manos de Guillem de Montcada, mientras que en Nulles fuera una mujer, Guillema de Montcada, la que determinara el nacimiento y desarrollo de la población. De nuevo una sola letra les separó de la coincidencia absoluta.
Pero ayer no hubo diferencias, sino una jornada de convivencia en la que los vecinos de Nules se sintieron como en casa. Tuvieron la oportunidad de degustar los vinos que se cultivan en Nulles, de hecho cuentan con un Celler Modernista que se convierte en el edificio más emblemático del pueblo, conocer sus alrededores y disfrutar de una experiencia especialmente interesante para todos. Pero además, compartieron una llonganissada popular, por gentileza del ayuntamiento, que estrechó lazos y convirtió una excursión de sábado en el inicio de una bonita amistad.
