Desde aquel fatídico momento la mirada de todo el mundo se ha centrado en la capital gala, y no es para menos. El golazo de Mario Gaspar pasó lógicamente al ostracismo más absoluto oscurecido por el terror de lo vivido en Francia. Del partido no era momento de hablar.

Las fatídicas noticias que llegaban desde el otro lado de los Pirineos impregnaban de terror una noche que debió ser mágica para la afición española tras haber doblegado a Inglaterra. En ese momento el fútbol pasó a no tener ninguna importancia, y gracias, porque precisamente el fútbol fue uno de los escenarios escogidos por los terroristas para atentar. ¿Qué hubiese pasado si alguno de esos mal nacidos hubiese logrado acceder al Stade de France? La masacre hubiese sido más terrorífica y escalofriante si cabe. Menos mal que las medidas de seguridad del estadio funcionaron y de este modo se evitó un atentado mayor.

Y esto me devuelve de nuevo a la figura de Mario, del resto de futbolistas, de los trabajadores que rodean a la selección, de sus aficionados y de sus opuestos belgas. ¿Con qué ganas van a jugar esta noche un amistoso en Bruselas, una ciudad tomada por la policía que ha aumentado las medidas de seguridad en todo el país y especialmente en la capital desde donde los investigadores creen que se gestó la matanza de París? ¿Es necesario? Entiendo a aquellos que defienden volver a la normalidad y hacer frente al terror con indiferencia, sin embargo creo que tal vez fuera mejor no tentar al horror y más tras la respuesta bélica ordenada por Francia en territorio Sirio.

¿Hace falta jugar en la ciudad donde se han detenido a siete presuntos colaboradores de los atentados de París? Es cierto que por esa misma regla de tres no debería jugarse ningún partido de fútbol la próxima semana, y eso no se debe de permitir pese a que hemos de ser conscientes que a día de hoy nadie nos puede garantizar al cien por cien contar con la máxima seguridad en territorio europeo.

Para tranquilidad de La Roja, hay que destacar que el gobierno belga ha tomado medidas especiales. Ha pedido a los espectadores que no lleven equipajes o mochilas, se han reforzado controles y han pedido vigilancia máxima y observación con registros sistemáticos. A su vez la selección variará sus planes de traslado y no abandonará el hotel salvo para entrenar por recomendación expresa de la Federación. Me consta que en el seno de la selección no hay miedo, aunque sí respeto, como también existe en el Villarreal y en sus aficionados, quienes deben de estar muy tranquilos.

El club contará con más seguridad en su estadio para tranquilidad de todos aquellos que solo queremos disfrutar del fútbol olvidándonos del horror del terrorismo. Aprovecho desde aquí para pedirle al estado que combata ese horror con firmeza y contundencia, apoyado en las fuerzas del estado, pero también le pido que rompan relaciones y dejen de vender armas a aquellos países aliados del terror. Seamos coherentes con lo que hacemos y decimos.