En 1995, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) organizó una conferencia sobre la mujer en Beijing, la más importante que se recuerda hasta la fecha y de la que se obtuvo el compromiso de todos los gobiernos a escala mundial para que lucharan por la libertad e igualdad de la mujer. Desde entonces, y a base de mucho trabajo, aquellas promesas poco a poco han ido convirtiéndose en una realidad: las mujeres ocupan cargos políticos, los gobiernos luchan contra la violencia y, además, garantizan la igualdad en la medida de lo posible.

Ahora, en el 20 aniversario de la Plataforma de Acción de Beijing, la ONU reconoce que queda mucho por hacer pero ensalza el papel de 40 mujeres de todo el mundo que han conseguido derribar barreras y que inspiran a otras en esa particular lucha. Entre ellas, además de la doctora africana Josephine Namboze y la periodista Gwen Lister -Premio Internacional de Mujeres Periodistas- está Patricia Campos (Onda, 1977), primera mujer piloto en las Fuerzas Armadas españolas, una de las primeras entrenadoras profesionales europeas -la primera española- en dirigir a un equipo de fútbol en Estados Unidos y una ferviente luchadora por la igualdad.

«Para mí es un reconocimiento internacional a todas las mujeres que luchan por la igualdad de derechos en todo el mundo. Hay que seguir trabajando y luchando para que este mundo sea igual para todos», reconoce desde Estados Unidos.

Su labor se ha centrado en los dos últimos años en labores solidarias, desarrolladas sobre todo en África, donde por medio del fútbol ha logrado enseñar a las féminas a valorarse y ha conseguido que al mismo tiempo empiecen a valorar su vida. Tanto en Uganda como en Marruecos, sus dos últimos destinos, Patricia Campos ha tratado de enseñar que no debe existir ningún tipo de distinción entre hombres y mujeres en ninguna faceta de la vida, ni en lo profesional ni en lo personal, y que unos y otros deberían tener las mismas oportunidades y derechos.

Esta joven ondense siempre ha tenido muy claro hacia dónde quería encaminar su vida y siempre ha acabado abriéndose paso en mundos marcadamente masculinos, luchando por las cosas en las que creía y por las que considera que las mujeres merecen.

Si por su incansable trayectoria Patricia Campos ya era embajadora de su pueblo y de la provincia de Castelló ahora también lo es de la ONU.