El desalojo total de los edificios que conforman el Grupo B de Almassora está un poco más cerca, y por tanto, el derribo del inmueble pretendido por el ayuntamiento parece que llegará en los próximos meses. Ayer mismo, el penúltimo de los inquilinos que todavía reside en el último piso del edificio aceptó la tasación de cerca de 10.000 euros que se le ofreció por su vivienda, y en los próximos quince días se espera que pueda ser realojado en un nuevo piso.

Además, desde el consistorio se informó ayer que, en el caso de la persona que vive sola en la última de las viviendas que todavía quedan hoy habitadas, «se está negociando para que acepte el traslado a una mejor y nueva vivienda». El desencuentro radicaba en la negativa del vecino a tener que aumentar la cuota de pago por su vivienda, pero desde el ayuntamiento «estamos trabajando y negociando con él y las posturas están mucho más cercanas que hace tan sólo unos meses y con una solución que esperamos sea inmediata y del agrado de todos los implicados».

El penúltimo de los habitantes de los conocidas como viviendas del Grupo B ha aceptado la tasación de 9.800 euros que se le ha ofrecido por la propiedad de su vivienda situada en la avenida José Ortiz. Tal y como informaba la alcaldesa de Almassora, Susanna Nicolau, durante la jornada de ayer, «ya se ha tramitado el pago de esa cantidad que el propietario ha decidido aceptar, y como es el caso de una persona que vive sola, creemos que en menos de dos semanas no habrá problema para poder realojarlo en una de las viviendas que se tienen reservadas para ese fin».

Otro de los casos que en su momento creó polémica alrededor del desalojo del Grupo B es el de la familia de seis miembros que había mostrado su negativa inicial a trasladarse a una vivienda de menor tamaño que la actual. La familia todavía reside hoy en el inmueble pero tal y como han explicado a este periódico «tenemos un plazo de una semana más hasta que el padre de familia termine con los tratamientos médicos con los que se le está tratando en Almassora». A partir del próximo día 26 la familia deberá trasladarse a una nueva vivienda situada en el Grau de Castelló. El padre ya ha hecho efectivo su cambio de empadronamiento a la capital castellonense y los cuatro hijos del matrimonio ya se han despedido de sus compañeros del colegio Errando Vilar y comenzarán el año en un nuevo centro educativo del Grau.

El último de los vecinos del Grupo B que todavía reside en la primera planta del edificio ha manifestado en varias ocasiones su negativa a tener que pagar una mayor cantidad económica por la nueva vivienda en la que se realoje. La alcaldesa de Almassora informó sobre este último caso que las negociaciones para su realojo «y que el pago de la nueva vivienda sea lo más justo para todos están bastante avanzadas. Creemos que no se demorará en exceso este último realojo y que el objetivo final de poder demoler el edificio pueda realizarse dentro del año 2016».

El derribo del inmueble fue uno de los proyectos que no pudo ver finalizado el anterior gobierno del PP pese a los avances conseguidos en los últimos ocho años.