Peregrinar algún fin de semana a «esmorçar» a la Barona, una pequeña pedanía de la Vall d'Alba, es aconsejable para los amantes del buen paladar y de la tertulia informal. Con un menú tradicional fundamentado en carne y embutidos a la brasa, el Bar Restaurante Julián es uno de los puntos neurálgicos de la Barona. Los sábados y domingos acoge a un río de visitantes llegados de otros municipios de la provincia.
Para encontrar sitio lo ideal es llegar a las nueve y media de la mañana. El restaurante no reserva y, a pesar del amplio espacio, suele llenarse rápidamente. A veces se forman colas de hasta 40 minutos. Pero la espera vale la pena una vez se degustan sus productos. Cuenta, además, con una terraza exterior.
Por siete euros, la clientela puede disfrutar de un surtido de carnes acompañado de hogazas de pan de Els Ibarsos con tomate, ajoaceite y pimentón, más una tapa de morro y bebida y carajillo. Otra alternativa pasa por un contundente bocadillo de carne o de tortilla de patatas.
En el menú mañanero hay chuletas, longanizas, costillas. También platos de callos, manitas de cerdo, bacalao o sepia, entre otros. El ajoaceite es elaborado de manera artesanal y su sabor le confiere una sensación única al pan con tomate y pimentón.
El Bar Julián es un punto de paso de grupos ciclistas, de ahí que a un plato se le haya bautizado como el «ciclista». Consiste en tortilla francesa, jamón serrano, queso, hogaza de pan y tomate, más carajillo. El gerente del restaurante, Jorge Julián Barreda, destaca que las nuevas hornadas «están variando». Julián abrió sus puertas en 1979. Entonces atendía «a gente del pueblo», recuerda Barreda. Pero a través del boca a boca empezó a darse a conocer. El «boom» llegó en 2004 y el restaurante amplió su superficie.
