Lo imposible es posible, felicidades albinegros», escribió Kiko Ramírez en su cuenta de Twitter minutos después de la inverosímil remontada albinegra en Elche en el descuento. Al de Tarragona se le podrá discutir que ayer sacase a Marenyà del partido, retrasase a Meseguer y limitase el control de la situación de su equipo a simples pelotazos a la cabeza de Antonio. Lo que no se le puede negar es que, cuando cogió su móvil -me figuro que embriagado por la euforia- y escribió su tuit, algo de razón llevaba.

Desde pequeño, siempre le achacaba al Castellón tres cosas: que ganaba pocas veces por más de dos goles, que casi siempre perdía fuera y que, salvo una o dos excepciones al año, nunca remontaba. Este Castellón es muy raro. Rarísimo. Gana fuera, la caga en casa y remonta sin tener tiempo. Es raro porque juega bien la primera parte y pierde. Juega mal la segunda y mete dos goles en cuatro minutos para ganar. Le llegan una vez en cada partido y le hacen un gol. El Castellón llega 20, marca dos y gana. Todo muy raro. Tanto, que el Castellón ayer ganó y bajó una posición en la tabla.

Lo que me alegra e ilusiona de verdad es poder ir construyéndonos la certeza de no dar por muerto a este equipo hasta que se acabe el partido. Y con un cierto y relativo orden. El Castellón no jugó bien en Elche y no jugó bien ayer, pero ganó. Una evidencia de que el equipo ha ganado algo que tantas veces hemos demandado en esta categoría: recursos y soluciones. La brusca presión de Antonio y la zurda de Pruden, por ejemplo. Bastaron dos detalles cuando tocaba para ganar un partido que yo ya daba por perdido. Y en Tercera División, ser capaz de ganar cuando no lo mereces, te aúpa a una dimensión competitiva distinta del resto.

Desconozco si toda la reacción ha sido trabajo de Kiko o no, pero al equipo se le ve mucho más ligero psicológicamente y menos trabado. Ya parecen un equipo. Con sus errores lógicos, pero un equipo. Ayer sumó el banquillo, coherentemente, sin harakiris. Un nuevo punto a trabajar. Y así, poco a poco, ir recuperando cada uno de los valores que este equipo ha de explotar para alcanzar el objetivo.

Sin querer ir demasiado deprisa, el Castellón ya va perfilando su meta. Cuatro victorias en cinco partidos es un bagaje suficiente como para no perder ninguno de los partidos que restan de aquí a final de año y situarse en la pomada para entonces. Después de lo visto en las últimas semanas y acogiéndonos como última esperanza a las palabras de Kiko Ramírez: «lo imposible es posible». Felicidades, albinegros.