El edificio de la Papelera de Borriana es ya historia y pasado. Durante la última semana se han llevado a cabo los últimos trabajos de derribo y tan sólo la parte más alta del antiguo complejo se mantiene en pie a la espera de ser derruida hoy mismo. A partir de hoy los trabajos se centrarán en la retirada de los escombros procedentes de las últimas demoliciones y se espera que en el plazo de dos semanas el solar quede totalmente despejado para dar paso al proyecto de un nuevo parking para vehículos de gran tonelaje.

Las obras de derribo y adecuación del solar de la carretera que une Borriana con les Alqueries comenzaron hace ahora un mes y un par de días. Se había calculado que las tareas de derribo se alargarían durante dos meses, pero parece que hasta en ese aspecto, La Papelera se ha quitado de encima la maldición que sobre ella pesaba y que no dejaba evolucionar a un proyecto estancado durante las dos últimas décadas.

Desde que en 1988 la Papelera del Mijares cesara completamente sus actividades de transformación y elaboración de distintos tipos de papel, han tenido que pasar cerca de 28 años para que los litigios judiciales y el desinterés político por fin hayan cesado y se haya podido llevar a cabo. El último de los desencuentros entre los distintos grupos municipales por el futuro de La Papelera afecta incluso al futuro del solar que a partir de la próxima semana quedará adecuado para su utilización. Tal y como explicó al inicio de la obras el edil de Urbanismo Bruno Arnandis, «la proyección de un parking para camiones está firmada por el antiguo equipo de gobierno, que además, firmó la orden de derribo un día antes de abandonar la gestión municipal».

Durante la última semana, los operarios de la empresa adjudicataria del derribo, Becsa, ya retiraron las últimas piezas de fibrocemento, uno de los trabajos más delicados de todo el proceso por su alto contenido en amianto.

Un total de doscientos «big-bags» de uralita se han retirado durante todo el proceso, lo que equivale a unos cinco camiones de carga, por encima de doscientas toneladas de peso extraído del tejado de La Papelera. Pero además, el proyecto de derribo también incluye la protección y adecuación de la chimenea industrial que la industria papelera utilizaba durante el proceso de elaboración del papel. Construida durante la década de los cuarenta, la chimenea ha sido asegurada durante todo el proceso de derribo y será parcialmente rehabilitada para que este Bien de Relevancia Local sirva como ejemplo del pasado esplendoroso de la fábrica de papel. Además, también se conservará uno de los pozos cercanos al complejo del que La Papelera se abastecía de agua.

A partir de la próxima semana, la industria que llegó a emplear a cerca de 200 trabajadores en su mejor etapa comercial dará paso a una estampa desconocida para la gran mayoría de borrianenses que han crecido con la silueta de La Papelera de las afueras. Los niños la utilizaron como lugar mágico en el que imaginar batallas y los artistas urbanos como lienzo perfecto para sus coloridos graffitis. En un par de semanas, los políticos ya no podrán utilizarla como arma arrojadiza en plenos y discusiones presupuestarias y los operarios encargados del derribo escribirán la última página de la historia de La Papelera del Mijares.