Ya tenía ganas de hablar de fútbol. Qué grande es este juego que tantas veces nos tortura y que ahora parece sonreírnos. Ganar tres partidos consecutivos nunca es fácil, pero conseguirlo en dos de ellos en la llamada zona Cesarini, o sea en el descuento, es un subidón de optimismo necesario en la actual situación.

Al final, la suerte es un factor clave en el fútbol, por mucho que pueda fastidiarles a los estudiosos de la táctica, el fútbol y estas cosas. Cuando la tienes en contra, todo acaba saliendo mal por mucho que trabajes. Por eso es conveniente ahora no dejar pasar otras cuestiones mejorables en este ciclo triunfal.

Porque el partido pintaba mal sin merecer tanto castigo. El rival aprovechó un resbalón atrás para marcar y luego defendió.

El Castellón quería y no podía. Cada vez con menos fe, especialmente sin Carrillo en el campo. Justo hasta que Antonio, hizo de 9 y enganchó un golpeo tras rechace con poco ángulo que el palo convirtió en gol.

Al palo y dentro. La flor de Kiko. O de Antonio. ¡Qué más da!

Luego al más puro estilo Caldereniano y en el descuento, como en Elche, Pruden quería centrar pero acabó marcando.

El florero entero. Tres puntos más.

Ya no sé si la flor es de Kiko, de Antonio o de Pruden pero, caray, que sigan regándola.

Aunque Kiko supongo que será consciente que aparte habrá que ajustar bastantes cosas en el juego ofensivo, fundamentalmente. Atrás el equipo ha mejorado muchísimo, con más ayudas a la línea defensiva, cierre de líneas de pase por dentro o presión tras pérdida además de la defensa de balón parado.

En ataque es donde se depende más de la inspiración de Pruden y Meseguer. En casa hace falta hilar el juego de pausa que proporcione posesiones más largas para sorprender en el momento adecuado y no perderse en el 1x1 constante en banda donde no siempre se consigue el objetivo, y es entonces cuando se producen los contragolpes del rival que obligan a correr para atrás.

Aún así, bueno es seguir construyendo sobre triunfos. El equipo sabe que si va con todo, ahora puede. Las victorias reafirman el trabajo y ayudan a sobrellevar la falta de confianza del entorno en el modelo de gestión actual.

Bueno, no sólo del entorno pues ya hay quien ha desestimado convertirse en consejero del club a poco menos de un mes de la Junta General Ordinaria de Accionistas. Síntoma de que de puertas para adentro también hay dudas.

Junta convocada un lunes por la mañana en horario laboral, es decir, sin ningún interés en que acuda la mayor cantidad de accionistas posible. Más bien al contrario. El lema, por desgracia, sigue siendo: «O conmigo o contra mí». Y así nos va, claro.

Eso sí, si necesitan inversores que no llamen a Puig. Está ocupado buscando inversores para el Hércules. ¿Y nosotros? Nosotros a seguir confiando. Y Castalia vacío. Hará falta algo más que suerte.