La noche del sábado es sinónimo de ruido y suciedad para los más de 500 vecinos del barrio Carmadai de la Vall d'Uixó, que desde hace años sufren constantemente las molestias de las personas que acuden a esta zona de ocio, en la que en la actualidad existe una discoteca, y que acceden al barrio para realizar botellón con todo lo que ello supone, según aseguró el presidente de la Asociación de Vecinos, Wenceslao Jiménez.

Este no es un problema nuevo, pero sí que se agrava cuando la Policía Local procede a vallar el barrio «demasiado tarde», porque ya se han metido en las calles como mínimo una docena de coches «para beber y poner música», detalla Jiménez. De hecho, asegura que si esta medida se toma sobre las doce de la noche «no tenemos tantos problemas, son muy pocos los que abren las vallas», pero es «habitual» que estas no se cierren antes de la una «y entonces ya están dentro con los coches». En cualquier caso, tampoco es raro que los vehículos estacionen junto a las vallas lo que genera una situación de ruido similar. Esta situación se ha puesto en conocimiento del ayuntamiento en más de una ocasión, por lo que el problema es «sobradamente conocido» por los responsables municipales, según Jiménez.

El presidente de la asociación vecinal afirma que el botellón solo consiguió atajarse durante una temporada, en concreto un mes, cuando intervino la Guardia Civil, «pero cuando dejaron de venir, volvimos a lo mismo».

A las molestias por el ruido resultante de la música de los vehículos, que según cuentan se suele poner a un volumen considerable, se suma la suciedad, que por regla general «se queda en la calle hasta el miércoles, cuando vienen a limpiar».

Lo cierto es que la situación llega a ser insoportable para algunos vecinos, sobre todo porque los comportamientos incívicos suelen ir más allá, hasta el punto de encontrar «hasta tampones usados en la puerta de casa», según explicó uno de los afectados, además de otras molestias «como que llamen a los timbres a las 4 de la mañana», o que accedan a los jardines privados para hacer sus necesidades. Por otra parte, otro vecino consultado señaló que algunos fines de semana «las puertas de la discoteca están abiertas y es como si tuviéramos la música dentro de casa».

En lo que concierne al local, que también resulta afectado por las quejas de los vecinos, desde la gerencia resaltan que el botellón que se produce en los coches también les repercute. Tal es así, que el gerente de la discoteca, consultado sobre las quejas vecinales, aseguró que durante varios fines de semana tuvieron problemas con la puerta de emergencia porque «como está desbloqueada por motivos de seguridad, algunas personas la abrían para salir a fumar y no la cerraban hasta que volvían a entrar, a menos que nos diéramos cuenta», pero este problema se ha solucionado, ya que se han instalado muelles automáticos que garantizan el cierre, y se ha procedido a colocar un cartel prohibiendo su uso salvo en situaciones de emergencia.

Por otra parte, desde la gerencia se asegura que el problema del botellón «es real» y que se puede comprobar en el mismo parking de la discoteca dónde también se produce esta práctica. Tanto es así que, tal y como aseguró, en más de una ocasión «hemos llamado nosotros mismos a la policía porque en algunos coches en el párking ponen la música tan fuerte que la gente debe de pensar que es nuestra, cuando en verdad son los equipos de los coches, por eso también nos hemos quejado en más de una ocasión, porque entendemos que eso no se debe tolerar. El respeto por los vecinos es primordial para poder convivir».

La antigüedad del problema es evidente, pero la reivindicación de los vecinos sigue vigente ya que exigen que se ataje de manera efectiva el acceso al barrio la noche de los sábados y vísperas de festivos, que no se espere hasta el miércoles para limpiar y que se acabe con el botellón y los problemas que este conlleva, ya que beber en la calle se ha convertido en los últimos meses en el principal obstáculo para el descanso de los vecinos del barrio todos los fines de semana.