El Ayuntamiento de la Vall d'Uixó es conocedor del problema de botellón que se reproduce los fines de semana en el barrio Carmaday de la localidad, pero a pesar de ello, según confirmaron fuentes municipales, en principio no parece que vayan a aplicarse medidas adicionales a las ya existentes, que consisten en vallar los accesos al barrio los sábados y vísperas de festivos.

El vallado de los accesos viene realizándose desde hace años pero, según explicó hace un par de días el presidente de la Asociación de Vecinos, Wenceslao Jiménez, algunos fines de semana se colocan más tarde de las doce de la noche «y entonces los coches ya se han metido en el barrio», produciendo, entre otras cosas, molestias por ruidos y suciedad.

Desde el ayuntamiento se explicó ayer que se mantiene el cierre de los accesos porque «somos conscientes de que existe este problema», sin embargo señalaron que las últimas dos semanas «no hemos recibido ninguna queja sobre este tema». Aunque el problema, según denunciaron los vecinos, no tiene que ver solo con las últimas semanas, sino que se arrastra desde hace mucho tiempo, lo que les lleva a reivindicar alguna medida adicional para controlar el botellón.

Jiménez ya señaló que hace tiempo «durante un mes» se pudo atajar porque «intervino la Guardia Civil», aunque al parecer, cuando la benemérita dejó de vigilar el barrio, el problema volvió a reproducirse. Y es que los inconvenientes tampoco acaban con la colocación de las vallas ya que, según aseguró el presidente de la asociación de vecinos, cuando no pueden acceder al barrio, se colocan junto a ellas.

Falta de limpieza

Pero es que además el botellón genera otros problemas, como que se llame a los timbres de madrugada, o se acceda a los jardines particulares para «hacer sus necesidades». Además, los restos que quedan en la calle, por regla general, no se limpian hasta el miércoles por parte de la empresa encargada de la limpieza viaria.

«Somos conscientes de que no hay suficiente policía y no pueden estar aquí toda la noche», reconoció Jiménez, pero los vecinos tampoco se resignan a admitir que este inconveniente semanal no pueda controlarse de manera más efectiva, principalmente porque se vulneran las normas de convivencia.