Ahora que el viento vuelve a soplar de frente y que con la inercia de los resultados, más que del juego, el futbolista es mucho más receptivo, el técnico Kiko Ramírez trabaja con mucha intensidad para afrontar los partidos sin dejar respirar al rival. Nada de salir a verlas venir. A por él desde el pitido inicial. Por eso el ritmo ha aumentado.
El conjunto albinegro regresó ayer al trabajo en doble sesión, ambas en el campo del Parque Sindical, donde el entrenador tarraconense invirtió muchos minutos en trabajar la presión y la recuperación del balón. Intensidad a destajo porque los próximos compromisos que tiene que afrontar al escuadra de la capital de la Plana serán exigentes ante rivales de mitad tabla hacia abajo, pero que posiblemente son más difíciles de afrontar que contra los que están arriba.
El trabajo es mucho más llevadero. El semblante de todos los futbolistas también ha cambiado de un tiempo a esta parte. Y es que los jugadores también han notado un cambio notable en cuanto al banquillo. De una disciplina prácticamente militar a un entrenador dialogante, menos arrogante y con el que se puede dialogar.
Muchos efectivos
A los habituales del primer equipo, ayer se agregaron dos juveniles más (Dani Escriche y Nahum Mingol), por lo que la representación de la cantera es muy elevada en el trabajo diario. Ayer en la sesión matinal, al margen de los juveniles, cinco chavales del filial como es el caso de Gerard Hernando, David Guinot, Marc Albalat, Carlos López y Álvaro Gómez. Las ausencias fueron dos: David Escudero y Rubén Fonte, con la selección valenciana amateur que prepara su estreno en la nueva edición de la Copa de la Regiones UEFA.
El Benigànim está con dudas
Línea ascendente es la que tiene el Castellón, y totalmente descendente la que lleva su próximo rival. Sólo ha ganado dos de los veintiún puntos posibles y les ha conducido a estar en los puestos de descenso de categoría. Para recibir a los albinegros el Benigànim cuenta con las dudas de los lesionados Kevin Llario y Francesc Borrás.
