El Real Madrid aplacó la tormenta de Cádiz con una goleada ante el Getafe, un equipo «amigo» que perdió 4-1 y que dio muchas facilidades a los hombres de Rafael Benítez, necesitados de una victoria contundente para recuperar la calma tras dos semanas convulsas que culminaron con el asunto Denis Cheryshev.

El conjunto blanco tenían el deber de ofrecer una buena imagen ante su público, afectado por las últimas noticias de un club al que aún le queda mucha temporada para recuperar el pulso en el terreno de juego, donde realmente están todas las cartas sobre la mesa. Por eso, el choque ante el Getafe era vital por varios motivos: hacer olvidar a la afición del Bernabéu el 0-4 del Barcelona, dejar atrás la alineación indebida de Cádiz y ahuyentar los problemas de Karim Benzema con la justicia francesa. Esa era la premisa. Cerrar temas con fútbol. Y, uno de los protagonistas, Benzema, que volvió a ser titular, se agarró a esa premisa con rapidez para cerrar con goles los silbidos que recibió su entrenador cuando sonó su nombre por megafonía antes del pitido inicial del colegiado Mateu Lahoz.

La afición madridista recibió a su equipo, a su entrenador y a su presidente con un evidente enfado después de la sonrojante eliminación copera por la alineación indebida de Cheryshev en Cádiz.

Pero Benzema, que volvió a lo grande, en el cuarto minuto del partido abrió el marcador con un remate después de una asistencia de Pepe desde el lateral derecho. Ese gol fue un reflejo de lo que fue el Getafe durante todo el partido. Rodeado de jugadores, solo y sin ningún tipo de molestia, Benzema voleó un centro aparentemente defendible. Y es que los hombres de Fran Escribá se mostraron timoratos durante todo el duelo. Jamás presionaron la salida del balón, apenas mostraron algún tipo de agresividad y su aparente apatía selló su destino en sólo 45 minutos. En ese tiempo, el Real Madrid sentenció el partido. La necesidad pudo con la ansiedad y Benzema, algo más de diez minutos después de abrir el marcador, volvió a dejar en evidencia a la defensa rival con otro gol rodeado de jugadores que parecían estatuas.

El Getafe tuvo que adelantar un poco sus líneas para ir a por el empate y ese pequeño paso adelante provocó los goles de Bale y Cristiano, el primero otra vez dentro del área pequeña y el segundo al contragolpe. Tras la reanudación ambos equipos firmaron una tregua y un cabezazo de Alexis Ruano a la salida de un córner instauró en el marcador el 4-1 definitivo.