La Central Nuclear de Cofrentes ultima la puesta a punto del Centro Alternativo de Gestión de Emergencia (CAGE) que ha diseñado Iberdrola Ingeniería en las proximidades del reactor, un «búnker» protegido contra la radioactividad desde el que los técnicos de la instalación deberían hacer frente a una crisis similar a la de Fukushima en 2011.

El plazo para que el búnker está plenamente operativo finaliza el 31 de diciembre del 2015, según los acuerdos alcanzados por Iberdrola y el CSN tras la realización de las pruebas de resistencia a las centrales nucleares españolas a raiz el accidente provocado por el maremoto de Japón.Por el momento Iberdrola no ha pedido al pleno del CSN un nuevo plazo para la ejecución de las obras, como así ha ocurrido con otros requisitos del organismo regulador, por lo que todo indica que estará operativo en la fecha prevista del 31 de diciembre.

El CAGE, construido en la ladera de un pequeño promontorio cerca de la central, aunque muy por encima de la máxima crecida del Júcar, debía cumplir requisitos como los de estar alejado de edificios sensibles al impacto de un avión o soportar terremotos con una aceleración sísmica de hasta 0,5g.

En su interior existe capacidad para albergar hasta 70 personas completamente autoabastecidas de agua, energía, recursos y alimentos durante la menos 72 horas que se atribuyen a la máxima duración de la emergencia.

El edificio se encuentra blindado contra la radioactividad hasta el punto de permitir una estancia de 30 días sin que sus ocupantes superen una dosis de 50 milisievert.

La gestión de la crisis desde el interior de un edificio blindado por el hormigón y el metal obliga también a reforzar el papel de las comunicaciones, que igualan y superan en algunos casos las existentes en la sala del reactor al incorporar telefonía y datos por satélite.

Recomendaciones internacionales

El gravísimo accidente registrado en al menos 3 de los 5 reactores nucleares situados en el emplazamiento de Fukushima Daychi el 11 de marzo de 2011 obligo a revisar la resistencia de las centrales nucleares a situaciones extremas de emergencia nuclear. En Cofrentes, y siguiendo recomendaciones internacionales, Iberdrola y CSN evaluaron las necesidades de la instalación y pactaron las mejoras necesarias, así como un calendario de ejecución que se encuentra prácticamente ultimado.

En el ámbito sísmico se han reforzado algunos equipos para alcanzar resistencias superiores a una aceleración de 3g, que era la exigida hasta ahora como margen suficiente frente a un terremoto base de diseño estimado para la zona en una aceleración de 1,7g.

La central evaluó también la resistencia de las presas de Contreras y Alarcón a un gran terremoto concluyendo que Alarcón podría resistir 0,26g y 0,44g Contreras y descartando finalmente la posibilidad de una rotura y una llegada simultánea de la ola de la riada a la central nuclear.

La posibilidad de una inundación de equipos esenciales en la central nuclear, tanto de origen externo (Júcar y Cabriel) como interno, así como su impacto sobre las instalaciones, el suministro eléctrico o el material radioactivo, han sido también evaluadas sin que «los márgenes de seguridad» de la instalación estén comprometidos, según estima el CSN.

La revisión ha llevado también a reforzar la resistencia frente al viento, que se sitúa actualmente en torno a 150 kilómetros/hora, y un aspecto básico en la seguridad de una instalación nuclear como es el de la pérdida de alimentación eléctrica, que en Cofrentes se antoja especialmente difícil por la conexión individualizada existente con centrales hidroeléctricas próximas y autoarrancables como Cortes I y II. Miralles II y Cofrentes (Basta), los grupos electrógenos diesel y las baterías instaladas.