El complejo proceso de adjudicación del quiosco de la Picaora de Almassora parece llegar a su fin. El ayuntamiento hizo pública esta semana la concesión para su explotación por cuatro años a una vecina de la localidad. Después que el primer concurso público realizado a inicios de año quedara desierto ya que no se presentó ninguna puja, en esta ocasión el consistorio ha tenido que elegir entre las dos propuestas presentadas para la adjudicación. Según se informó desde el departamento de Servicios Públicos se ha elegido «la plica más ventajosa presentada antes del treinta de octubre». En este caso la más elevada de las dos propuestas que será publicada en breve en el Boletín Oficial de la Provincia.

Después del proceso de corrección de la documentación presentada ante el consistorio, el quiosco situado en la plaza conocida como de La Picaora de Almassora volverá en breve a levantar su persiana para continuar con el funcionamiento de un establecimiento emblemático en el municipio. Tras casi un año cerrado después del vencimiento del anterior contrato de explotación y de la decisión de los anteriores gestores de no continuar al frente del establecimiento, se espera que para el 2016 la nueva concesionaria pueda continuar con su labor comercial. Lo hará por un periodo de cuatro años, con la posibilidad de ser prorrogados durante dos más, ante el compromiso de mantener el «establecimiento en buenas condiciones» y ofreciendo un servicio correcto a los clientes. Por su parte, el consistorio se comprometió a actuar «por valor de 30.000 euros en la mejora y reparación de daños del quiosco». Para completar el proceso de adjudicación, el ayuntamiento tuvo que flexibilizar unas condiciones que hicieron que el quiosco cerrara. El presupuesto base de licitación pasó a ser de tan sólo 600 euros al año, además de eliminar la obligatoriedad de vender prensa diaria y tener experiencia demostrable en el sector. La nueva concesionaria estrenará el pintado, el sistema eléctrico y los techos renovados recientemente.

Un quiosco con historia

El Ayuntamiento redujo las exigencia para recuperar un establecimiento que según el edil de Servicios Públicos, Joan Antoni Trenco «era una de nuestras prioridades desde que entramos a gobernar, sobre todo, por el cariño que los vecinos siempre le han tenido». Desde que a mediados del siglo veinte el quiosco abriera en la misma ubicación en la que se encuentra ahora, ha sido el punto de visita para niños que generación tras generación compraban allí sus dulces.

Conocido durante décadas como el Dobló, la mayoría lo recuerdan como un punto clave dentro del comercio de Almassora, por ello el ayuntamiento recordó que se trata «de un establecimiento histórico que daba mucha pena ver cerrado».

Ayer mismo, uno de las personas mayores que se encontraban junto al quiosco exclamaba que «esto no se puede cerrar, debería estar siempre abierto sólo por lo que ha sido». A partir del próximo mes, los más pequeños podrán volver a concentrarse en la conocida como «plaça de la Picaora» para unir las meriendas con la posibilidad de jugar en una emplazamiento recientemente dotado de un parque infantil.