Inglés, francés, alemán, chino, árabe? En un entorno globalizado y multicultural, se hace evidente la necesidad de aprender nuevos idiomas, sobre todo para optar a un puesto de trabajo cualificado, ya sea aquí o en el extranjero. Y, aunque seamos conscientes de su importancia, según los datos del Eurobarómetro, la mitad de la población española aún es incapaz de hablar con fluidez en otro idioma que no sea el español. Los motivos por los que la mayoría desiste de llenar esa carencia suelen ser los mismos. Argumentos como el precio excesivo de los centros privados, el lento ritmo de las escuelas oficiales, la rigidez de los horarios o la falta de tiempo para estudiar?

Por suerte, hay una solución económica y eficiente: el autoaprendizaje de idiomas, un modelo en el que el alumno pasa a ser también su propio profesor y adapta el ritmo de aprendizaje a sus necesidades para aprovechar el tiempo al máximo. Como destaca la asesora del Centro de Autoaprendizaje de Idiomas de la Universitat Jaume I, María Carmen Monfort, además de adquirir nuevos conocimientos, los estudiantes han de planificar, controlar y evaluar su propio trabajo una vez familiarizados con las herramientas que están a su disposición.

Para que la experiencia sea un éxito no solo se requiere tenacidad y madurez, sino que también hace falta fijarse unos objetivos realistas a largo plazo, como aprender a conversar en chino para poder atender a los turistas u optar a la obtención de una certificación de francés de nivel B1. Saber porqué se quiere estudiar dicho idioma implicará más al alumno con el aprendizaje, insiste Monfort. También hay que cuidar el día a día para lograr los grandes objetivos: hoy comienzas aprendiendo gramática y vocabulario para comprender tu serie preferida, mañana verás un capítulo en versión original y lo comentarás con tus compañeros del grupo de conversación de inglés.

Una vez fijados los objetivos, hay que escoger la metodología que mejor se adapte a tus expectativas iniciales. Todo es importante: desde encontrar un lugar de estudio tranquilo y sin distracciones hasta la gestión del tiempo o el uso adecuado de los materiales. Unos materiales que podrás encontrar y aprovechar fácilmente gracias a las nuevas tecnologías que rompen la barrera del espacio y del tiempo, permiten crear comunidades y compartir recursos dondequiera que estés. Con la aparición de los smartphones y los iPads, puedes jugar cuando quieras con tu app favorita de gramática y vocabulario, leer la prensa internacional mientras consultas un diccionario o incluso contactar con nativos con los que interactuar sin salir de casa.

Pero no hay que olvidar que en todo este proceso, la figura del profesor o asesor no tiene porqué desaparecer por completo, sino que debe quedar en un segundo plano, como un apoyo más para el estudiante.