1.000 camiones al día dejan de cruzar desde ayer el casco urbano el Grau para acceder a la dársena sur. Esta última zona portuaria fue inaugurada hace seis años y durante este tiempo ha esperado la puesta en marcha de un acceso viario directo. Esta conexión a la dársena sur empezó a operar ayer. El Consell de Alberto Fabra paralizó sus obras por falta de financiación y fue el puerto el que las activó ante la peligrosidad que acarreaba el paso de tráfico pesado en el distrito marítimo.

«No se entiende que hayan dejado pasar tantos años a los camiones cerca un colegio y un polideportivo», subrayaban ayer desde la Estiba de Castelló. «Hemos estado muchos años aguardando y se hizo cuando el puerto cogió las riendas», destacó el presidente de la asociación de consignatarios, Sebastian Pla. El presidente del puerto, Francisco Toledo, destaca que este acceso era «imprescindible» y lamenta que no fuera «prioritario» para el Consell del Partido Popular.

La carretera inaugurada tiene sólo una longitud de 700 metros y su presupuesto ha rondado los 726.0o0 euros, pero el impacto en la reducción de costes de transporte y en la seguridad es más que notable. Este trayecto reduce en cuatro kilómetros el recorrido viario y la Autoridad Portuaria ha estimado un ahorro de un millón de euros anuales en la cadena logístico.

La conexión acrecienta especialmente los niveles de seguridad en el Grau, ya que los camiones que se trasladan a la dársena sur dejan de hacerlo por el interior de la urbe. Hasta ayer discurrían por la calle Sardina. Con el nuevo acceso viario, el tráfico pesado entra a la dársena sur sin pisar el Grau; desde la CS22 enlaza con la rotonda del polígono del Serrallo y de ahí hasta el enlace ubicado junto a la central térmica.

A pesar de que esta infraestructura era esencial para el puerto y el Grau, el anterior Consell se desentendió de la misma. En 2009, con la inauguración de la dársena sur, se comprometió a ejecutarla para evitar el paso de camiones por el Grau, pero en 2011 suspendió el proyecto esgrimiendo falta de dinero para una obra con un coste inferior al millón de euros. «Sólo con un pico del dinero destinado a Proyectos Temáticos en 2012 habría bastado para el acceso a la dársena», señala Toledo.

La Autoridad Portuaria retomó el proyecto en 2014 ante la «inacción» del Consell y lo impulsó con recursos propios.

Estibadores y consignatarios de PortCastelló mostraron su satisfacción por la carretera pero cuestionaron los retrasos en su construcción. «No es normal que pasaran los camiones por el Grau», insistieron fuentes de la Estiba.

Tica Palau, presidenta de la asociación vecinal del Faro, también subrayó el hecho de que el casco urbano eluda definitivamente el tránsito de cargamentos de la dársena sur. Este acceso era una de las principales demandas del Grau. El próximo objetivo será el acceso ferroviario.