Cuando se comprueba la gran actividad y fervor futbolístico que desprenden los integrantes de Pardals Grocs de la Vall d'Uixó, sorprende saber que esta peña solo tiene dos años de vida, pero al final las cosas son cuando tienen que ser, y después de un intento fallido hace unos 10 años, el 7 de diciembre de 2013 un grupo de siete amigos y socios del Villarreal CF se decidieron a realizar las gestiones necesarias para constituirse como una peña oficial, y desde entonces hasta hoy han logrado que su imagen esté directamente vinculada a la de su equipo, ya sea en el Madrigal, o en cualquier otro campo del territorio nacional porque, allá donde vaya el Villarreal, prácticamente siempre hay un representante de esta peña.

Su presidente, Francisco Javier Pérez Ruiz, lo tiene claro: «esto más que una peña es una familia». Una familia muy unida y bien avenida gracias al fútbol, o más concretamente, gracias a un club amarillo.

Actividad

Desde el primer momento los casi 80 socios que integran la agrupación, entre ellos 15 niños, han despuntado. De hecho, su presentación, hace dos años, fue un evento que recuerdan con mucho cariño, incluso en el mismo club, ya que casi 700 personas se sumaron a una fiesta que parecía celebrar un hecho inevitable, que la Vall d'Uixó contara con una peña del Villarreal fuerte y activa.

Precisamente ese es el mejor calificativo que define al colectivo Pardals Grocs, según su presidente, «somos una peña muy activa». Tanto es así que asistir a los partidos no es su único objetivo, es habitual que organicen citas gastronómicas, viajes o competiciones de fútbol con otras peñas, siempre pensando en lo mismo, «hacer hermandad». Y hasta ahora han logrado, entre otras cosas, crear unos lazos muy estrechos con la peña de Betxí, con la que además de organizar torneos deportivos, también tienen previsto realizar un pintball en breve.

De los 76 socios con los que en la actualidad cuenta la peña, 56 son abonados del club, por lo que no es raro verles enarbolar sus banderas en el Madrigal en todos los partidos, aunque si uno se fija bien, también podrá encontrar sus bufandas en cualquiera de los estadios de los equipos de Primera. Tanto es así que, según explicó Pérez, «este año hemos creado el premio al peñista más viajero», como una manera de motivar a los socios a seguir al club allá a donde vaya. De momento, según reconoce «hay tres muy destacados, que prácticamente no han fallado a ningún partido».

La celebración de su segundo aniversario, el pasado 7 de diciembre, fue una fiesta para el Villarreal. Representantes de la directiva, entre ellos Fernando Roig, les acompañaron y brindaron con ellos por dos años muy productivos, que han hecho posible que el club tenga una presencia destacada en la Vall d'Uixó, pero también al contrario. De hecho, la mujer del presidente de Pardals Grocs, Ana Barberá, forma parte de la directiva de la Agrupación de Peñas y Juan Mechó, Consejero Delegado del club, es socio de honor de la peña.

Herederos de Pradas

Se podría decir que la peña amarilla nació de las mismas entrañas del Villarreal. Francisco Javier Pérez no duda en afirmar que se hizo socio por el vallero Antonio Pradas, el que fuera utillero del equipo de El Madrigal durante muchos años hasta su jubilación. «Es como un padre para mí», asegura, y posiblemente por ello y por la gran cantidad de veces en que le llevó a disfrutar de los partidos, se hizo un ferviente forofo de estos colores y no dudó en impulsar la creación de la peña, junto a amigos y familiares.

La implicación de Pardals Grocs con la vida del club es tal, que han conseguido atraer a sus filas a aficionados de otros municipios como Burriana, Xilxes, La Llosa, Almenara, Borriol o Valencia. «Es gente a la que conocemos en los viajes y con la que hacemos muy buena relación y quieren estar con nosotros».

Al final, eso es lo que caracteriza a esta peña, según su presidente, la buena relación que une a sus integrantes. Como ejemplo recuerda cómo el día del segundo aniversario quisieron organizar una comida, pero por sus obligaciones laborales, ya que regenta un bar, no pudo acudir. «A escondidas reservaron una mesa de 30 para almorzar y al final apareció todo el mundo por sorpresa». Para Pérez, eso es lo que tiene el fútbol, «que es más que fútbol».