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El cine que marcó una época

El vallense Juan Fuertes es el autor de «El Teatro-Cine España, medio siglo de fantasía»

El cine que marcó una época

Allá por 1988 el cantante Joaquín Sabina le dedicó la canción «Una de romanos» al cine en la época de Franco, recordando como las parejas aprovechaban la oscuridad de las proyecciones para tener algo de intimidad y combatir la férrea moral del régimen. Con cierta melancolía también se acuerda de momentos como ese y otros muchos más Juan Fuertes, el autor del libro «El Teatro-Cine España, medio siglo de fantasía», una obra con la que pretende destacar la gran importancia social y cultural que tuvo ese local en su ciudad desde la década de 1960 hasta que: «la televisión acabó con el cine».

Su publicación, que fue presentada ayer, pretende llamar la atención sobre la «importancia sociológica» de un fenómeno de masas, que en su época álgida llegó a conseguir que se abrieran hasta 6 salas de proyección en la Vall d'Uixó, una ciudad que en la época rondaba los 26.000 habitantes, la mayoría de los cuales no tenía otra alternativa de ocio que acudir al teatro, pero sobre todo al cine.

El valor de su recopilación de recuerdos, porque el libro es sobre todo eso, estriba precisamente en la posibilidad de que todos ellos se pierdan como consecuencia del transcurso del tiempo. Fuertes asegura que aunque podría considerarse una historia reciente para su generación «las generaciones posteriores no tienen ni idea de lo que el cine supuso para la Vall». Y toda esa memoria «no está escrita en ningún sitio, es memoria oral que muere con las personas que la retienen».

Su principal motivación a la hora de emprender este proyecto, según confiesa, fue Joaquineta Darós, hija de Vicente Darós El Noi, antiguo propietario del Teatro-Espanya desde su origen, cuando estaba ubicado en la plaza del Ángel. Ella le contó infinidad de historias relacionadas con el trabajo de su padre y con las vivencias de los vecinos de su pueblo alrededor del cine.

Recuerdos y vivencias

Entre otras cosas el libro de Juan Fuertes recoge muchas anécdotas, como la que protagonizó un vecino de la Vall, Fructuoso, que actuó como extra en el rodaje de la película El Cid, de Charlton Heston. Según se relata hizo amistad con él, su mujer y otros actores como Rossana Podesta o Ralph Vallone. Sus relatos sobre su experiencia cinematográfica podrían haber sido consideradas una película más por sus vecinos, sino hubiera sido por una fotografía que se hizo con Heston, «y que estuvo expuesta en los 60 en una joyería. Medio pueblo pasó a verla».

Y como esta, muchas historias más se recuperan en un libro, en el que los «personajes valleros alimentan la narración y la hacen entretenida». Se trata de «una historia local muy próxima» que ha sido posible gracias al interés que despierta la memoria oral en Juan Fuertes, al considerarla «la más frágil».«La columna vertebral del libro es el cine España», asegura el autor, aunque también se habla de otros, de la sociedad de la época y de cómo «en el teatro al principio y después en el cine encontraban refugio, se evadían de los problemas». Los momentos históricos del cine como la llegada del color o el cinemascope, o el fenómeno del destape en la democracia son relatados por su impacto en la gente, «todas las novedades nos apasionaban».

Palabras melancólicas

Al preguntarle si el libro está escrito con cierta melancolía, Juan Fuertes asegura que: «la memoria es selectiva y elige lo más agradable. Si hablamos de historia y del cine los recuerdos tienen que ser buenos y por eso es preciso hablar con melancolía de ellos».

En más de una ocasión Vicent Darós «El Noi», con la sala llena de gente en todas las sesiones, debió de recordar su reticencia inicial a seguir los consejos de un empresario que le decía que el teatro estaba desfasado y que tenía que apostar por el cine. Su decisión, le reportaría sin duda muchas satisfacciones personales, pero sobre

todo marcó un hito en la historia de su ciudad, que décadas después ha merecido protagonizar un libro.

En la actualidad el Teatro-cine España sigue existiendo, ahora se llama Teatre Municipal Carmen Tur, ya que en los 90 fue adquirido por el ayuntamiento. Hoy en día vuelven a realizarse proyecciones cinematográficas, aunque nada volverá a ser igual. El público ahora no se apasiona tanto como entonces con las historias que se proyectaban, ni los domingos por la tarde busca refugio en la última fila del cine para acercarse más de la cuenta a la pareja, ni comerán pipas en papelinas, ni consumirán obligatoriamente los partes del NODO. Juan Fuertes no quiere que se pierdan todos esos recuerdos, porque son los recuerdos de una generación que creció con la fantasía del cine y con «los juegos de manos, a la sombra de un cine de verano», como canta Sabina.

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