La relación de Benicarló con el cantante de antiguos romances, Jaume Arnelles, se extiende a cuando el franquismo prohibía conciertos por orden gubernativa. La primera vez que «l'últim romancer» en activo pisó escenario en la localidad estuvo invitado por el mismo colectivo por el que regresaría otras veces a ofrecer su sabia música tradicional que se forjó a finales de los años 60 con gente como Grup de Folk y que llegaría a un público más amplio con Les rondes de vi y La timba de les cartes.

Ayer domingo desde el colectivo cultural Alambor recordaban los primeros conciertos durante la presentación en el Magatzem de la Mar del concierto «Nadal, temps de cançons i romançons» con el que a propuesta de Paco Àvila llenaba el espacio municipal un domingo a las 12 del mediodía. Un público fiel compuesto por diferentes generaciones que ha seguido sus pasos y que ha acudido cada vez que el Arnelles ha cantado en el municipio.

El portavoz de la asociación cultural organizadora del acto, Alvar Anyó, recordaba poco antes del concierto tiempos de prohibiciones y cómo en una ocasión, con todo ya listo para dar comienzo a uno de los primeros conciertos que ofrecería Arnelles en Benicarló, hubo que suspender. «Con Arnelles Benicarló siempre ha tenido mucha relación, incluso antes de formarse Alambor», indicó el portavoz del colectivo.

A este concierto prohibido le seguiría otro porque el afán de libertad necesitaba de una música, y en aquel entonces el hilo conductor directo y emocional entraba por otros sentidos: por la emoción que producían las canciones y por unas letras que se utilizaban como protesta social común. «La segunda vez acudió porque organizamos el festival 'Les Quatre barres' y contactamos con Al Tall y con él». Era a principios de los 70 y esta iniciativa también fue prohibida en su totalidad, pero nada dijeron de la actuación de Jaume Arnelles en concreto, por lo que finalmente el cantante ofreció un concierto en el que no pudieron vender entradas, «la iniciativa debía realizarse en la pista jardín y fue suspendida, pero al final decidimos continuar con su actuación, dejamos la funda de la guitarra abierta, y resulta que consiguió mucho más dinero del que nosotros le hubiéramos pagado, debíamos pagarle 7.000 pesetas, y consiguió más de 12.000».

Una canción censurada

Ayer el idilio entre el cantante y la ciudad volvió a rubricarse, como reconocía el propio Arnelles. «Guitarra toca tranquila», un tema contra la censura, era una de las canciones que desgranaba desde el escenario del Magatzem, a la que seguirían la adaptación de un tema popular italiano «Els Macarrons», también censurada en su momento por, según aludían, «ir en contra del ejército». Arnelles también ofreció algunos temas de los que interpretó en su última visita a la localidad, con ocasión del homenaje al gran poeta Vicent Andrés Estellés.

El resto, canciones de sonido antiguo, romanceros a guitarra, algunos de ellos temas recopilados escuchando canciones de abuelos que, como explicaba el cantante en alguna de sus introducciones, «son canciones que escuchas de gente mayor, que ya cantaban sus abuelos, de aquellas que cuando se tararean te dejan los ojos brillantes, húmedos, por la emoción».