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Guarnicionero artesanal, un oficio en vías de recuperación

Guarnicionero artesanal, un oficio en vías de recuperación n. vernet

Javier Galán Sastriques aprendió el oficio de guarnicionero por necesidad. Este joven, gran amante de los caballos, tuvo que aprender a reparar de manera artesanal los aparejos de sus caballos para poder reponer las piezas que se rompían o que con el paso del tiempo sufrían desperfectos. Así, el interés de este joven por el oficio se forjó gracias a su aprecio por los caballos y a la necesidad de reparar las guarniciones de sus caballos. Aunque como él mismo cuenta, lo que empezó como una necesidad se convirtió finalmente en una pasión. A pesar de su juventud, actualmente tienen 32 años, ya hace 14 años que repara sus propias guarniciones en piel. Conoce todos los secretos, cómo tratar la piel, cómo coserla, cómo conseguir que el material sea maleable «empecé a elaborar mis guarniciones con 15 años, fue un inicio lento, hasta que aprendí todos los secretos del oficio».

La recuperación de este oficio ha tocado también con su espíritu de tradición a las puertas de otra gente joven que también vive vinculada al mundo del caballo, «hace unos años no había guarnicioneros jóvenes, eran todos mayores, había gente de oficio que se hizo vieja y sus hijos no continuaron». Ahora este trabajo artesanal ha encontrado su espacio, debido también a la necesidad que los dueños de las caballerías tienen a la hora de reparar sus propios aparejos, por lo que hay jóvenes que vuelven a seguir los pasos de los maestros con firmeza y precisión. Así, la recuperación de este oficio podría incluso en algún caso derivar hacia una salida profesional. En cuanto a los tipos de aparejos, este joven experto explica que existe mucha variedad, «existen guarniciones de toda clase», puntualiza.

Amor por los caballos y tradición

En este campo, fundamental es el aprecio por el oficio e imprescindible el amor por los caballos, como explica Javi. Lo más importando es el trabajo bien hecho, «que quede muy bonito, pero sobretodo y especialmente que el caballo esté cómodo». Dos premisas básicas, la belleza estética y el cariño hacia el animal, por lo que las buenas guarniciones disponen de buenos protectores para evitar que el caballo sufra heridas en la piel, «para un buen guarnicionero, ese sería la culminación de un trabajo perfecto».

Respecto a las piezas que componen el vestido de su caballo, Javi prefiere la confección de un collar entero, «con pita y guardapolvo, todo acabado. Es el trabajo más pesado, pero también el que más satisfacción te da al estar finalizado. Es el que más luce, y las piezas más buenas para elaborar son el cabezal y el collar», explica. Respecto al tiempo invertido en la confección de las piezas, el joven precisa «las horas invertidas no se cuentan, porque son muchas». Javi muestra los diferentes collares que lucen sus caballos, para elaborar alguno de ellos ha dedicado un mínimo de dos horas al día «puedes dedicar prácticamente un mes de trabajo».

En el interior del taller señala una de las bases sobre las que elabora los collares de sus caballos. Esta base será cubierta con cuero y luego se le aplicarán los clavos de latón, uno a uno, de manera artesanal. La pieza irá así convirtiéndose en una obra exclusiva, elaborada con dedicación y buena mano. Porque, como él dice, una pieza debe de estar muy bien confeccionada, dedicándole el tiempo que sea preciso. Javi va enumerando otras piezas de guarnición diaria o festiva, elementos que conoce perfectamente y que ya está elaborando para que sus caballos los luzcan en las fiestas de Sant Antoni de enero, como por ejemplo bordados, cascabeles, campanillas, colgadores, tachuelas o espaldera, entre otros.

Un collar puede pesar en principio 20 kilos, y al estar finalizado su peso puede elevarse a 50 kilos, o más. «En Benicarló las guarniciones son muy buenas», indica Javi. «Esta localidad es la que tiene más caballería equipada de todo el territorio valenciano, quizás hay 100 caballos de enganche y todos tienen su equipo, y todos son buenos». Cuando confeccionas tu propia guarnición siempre te fijas en la que lucen los otros caballos, «por Sant Antoni, es una buena fecha para vestir los caballos» añadió el joven.

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