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Isósteles Estudi: una apuesta por la cultura y el arte local

Dos años de vida en los que cinco jóvenes han acercado a Borriana sus dotes en pintura, fotografía y vídeo

Isósteles Estudi: una apuesta por la cultura y el arte local

De una casualidad, de una broma o de un juego lingüístico. De la capacidad artística de creación han nacido los nombres de muchos proyectos, ideas e iniciativas culturales. De una fusión de todo lo anterior nació el nombre de Isósteles Estudi. Una mezcla del gran filósofo griego y de la denominación de uno de los triángulos más famosos. Seguramente sea el reflejo de lo que se despierta en muchos de los que les visitan. Una fusión, una conjunción, una unión y una creatividad que cada día se encuentran en un antiguo almacén de naranjas de Borriana.

Ya hace más de dos años que, si cualquier vecino de Borriana cruza el puente en dirección a Almassora, tiene la oportunidad de sumergirse en un mar de cultura y dedicación a la expresión artística. En una de la antiguas naves de almacenes de naranjas, la que aún conserva el nombre de su antiguo dueño, Manuel Bernat, se han instalado los cinco jóvenes que hoy en día forman parte del estudio Isósteles.

En noviembre de 2013 cuatro jóvenes del municipio de la Plana Baixa con irrefrenables ganas de mostrar sus capacidades artísticas, además de intentar comenzar a dotar al municipio de una vida cultural propia, se unieron para trabajar y encontrar un espacio al que estaba invitado cualquier burrianense con ansias de mostrar su arte interior.

Paula, José Carlos, Julia y Angie iniciaron un proyecto al que no tardaron en llegar Juan, después de su experiencia profesional lejos de Borriana, o Antonio, quien a través de la beca Hábitat aterrizó

desde México a escasos metros del riu Anna. O Marcos, quien desde Benicàssim tampoco dudó en unirse rápidamente al proyecto. Aunque no sea fácil, el espíritu de este grupo se resume en que: «somos gente de Borriana que vive en Borriana, y lo que nos gustaría es ofrecer una cultura alternativa a la habitual y cotidiana de nuestro pueblo. Hay mucho más que mostrar en Borriana, y nosotros queremos aportar nuestra parte, aunque sea pequeñita».

La nave en la que casi siempre se puede encontrar a alguno de los cinco artistas trabajando en sus obras y proyectos fue en su día una especie de estancia comunicadora de distintos espacios de tratamiento de la naranja. Hoy, se ha convertido en el lugar donde -también- se encuentran distintas visiones de creación artística. No se exige ni tan siquiera llamar a la pequeña puerta que esconde un mundo bastante más grande en su interior. A la derecha podemos encontrar a Antonio Chacón trabajando la madera, mientras enfrente, Artinwreck reutiliza muebles antiguos o recicla palets para sus obras, mientras en su cabeza surfean fotografías tanto digitales como en 35 mm. Angie sigue bailando sobre sus lienzos, mientras que Julia afina la vista para que sus trabajos de «lettering» y rotulación se plasmen tal y como ha imaginado en su mente. Y al fondo, Juan silva una melodía que pone música a sus fotos analógicas y sus videos digitales. Pero no se olvida, sigue rumiando como mejorar la «dark room» que ya utilizan en el estudio.

Su trayectoria

Hasta el momento, y con poco más de dos años de vida, ya han organizado una exposición y dos jornadas de puertas abiertas para mostrar sus creaciones al resto de burrianenses. Insisten en que el estudio debe ser un lugar tanto de trabajo común, como de experimentación o exposición. Y así lo han hecho. Durante los primeros días de navidad, decenas de burrianenses visitaron sus segundas jornadas de puertas abiertas.

Sin pretensiones económicas, cada uno de ellos tiene un trabajo distinto del que logran escapar casi a diario para seguir mostrando el arte que cada uno lleva dentro. Al futuro le piden cosas sencillas pero que redunden en la cultura local; «organizar cine fórums, talleres, conciertos y actuaciones de todo tipo, exposiciones, presentaciones y muestras de lo que se crea en nuestro pueblo y que no debe quedar encerrado entre cuatro paredes». Así que la casualidad que hizo llegar el momento «cuando un filósofo se encontró por casualidad con un triángulo» siga siendo más común y habitual en Borriana. Eso significará que su cultura y arte local crecen y se muestran al mundo.

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