El punto sumado ayer por el Villarreal B ante el Espanyol B (2-2) en un principio supo a derrota. Horas más tarde, con el tropiezo del líder Reus Deportiu en casa ante el Cornellà (1-2) supo a gloria porque el filial amarillo se aupó al primer puerto de la tabla clasificatoria. Termina la primera vuelta como el mejor, el más regular, y se coronó como el campeón de invierno, título honorífico que sólo marca la regularidad de la primera vuelta. Al equipo de Paco López se le escurrió el filial espanyolista. Primer tiempo para la escuadra de la Plana Baixa y el segundo para los blanquiazules de Lluis Planagumà.

Haciendo gala de una delantera de lujo, el primer tiempo acabó con el encuentro muy encarrilado. Eso aparentemente. Fue un partido de armas tomar porque el colegiado zaragozano Mateo Montañés dejó jugar. Se repartieron patadas y el árbitro ni se inmutó. Eso desgastó mucho al equipo de Paco López.

Fue mejor el Villarreal B, mientras que el Espanyol B se mostró como un equipo peligroso que sabe mantener el orden en el campo, a parte de contar con futbolistas de altísimo nivel como dejaron claro el goleador Adrián Dalmau, o Álex Serrano y Rufo. En la escuadra amarilla sobresalió la gran labor de Rodrigo Hernández y Anton Shvets, en la medular, o las diabluras del argentino Leo Suárez, por la banda diestra, sin olvidar a la pareja de centrales Marcos Mauro-Pablo Iñiguez.

A todo ello, en el minuto 19 el cordobés Alfonso Pedraza recibió un balón de Carlos Julio, se marchó por la izquierda y tras un regate envió el balón al fondo de las mallas. Era el 1-0. Después, tras dos avisos de Carlos Martínez y de Franco Acosta, llegaría el 2-0 en el minuto 38. Jugada de la marca Leo Suárez. Recogió el balón, hizo un recorte en la frontal del área y después lanzó un trallazo raso al fondo de las mallas. Un gran gol para ampliar la renta.

Pero tras el descanso el equipo de Paco López salió medio engarrotado, y además se fue fundiendo sobre la marcha por el descaste del primer tiempo. El Espanyol B empezó a dar síntomas de vida y el cariz del encuentro no gustó. De hecho, estaba revoloteando el primer gol del equipo 'periquito'. Y éste llegó en el minuto 72 anotado por Marc Gual, y sin solución de continuidad llegaría el 2-2 en pleno desplome del filial amarillo. Lo anotó Juan Antonio Entrena en el 77. A partir de ahí el encuentro se dividió y todo fue posible. Los blanquiazules apretaron en busca del 2-3 y los vila-realenses a trancas y barrancas intentaron el tercer gol, que no llegó.