La Muestra Etnológica de Suera cumple 20 años, y lo hace con la misma esencia que la primera vez, en 1996, cuando los vecinos revivieron las formas de vida que tenía el pueblo en el siglo XIX. La presente edición de «Suera, un poble al carrer», empezó, como ya es habitual, con la lectura, a cargo del alguacil, del bando que anuncia la fiesta y con el pregón del alcalde, José Martí.

Además, también estuvieron presentes el sereno, el peletero, el panadero y el carpintero, entre otros muchos que envolvieron al pueblo de una actividad pasada que todavía se mantiene viva en el presente durante días como el del domingo 3 de enero.

Tampoco faltó el teatro, como pudo verse con las representaciones del despertar de la aurora, los aguinaldos o el desfile de la cofradía del Cristo, que amenizaron una jornada en la que también estuvo presente la lluvia, que durante la mañana obligó a los visitantes a sacar durante algunos momentos el paraguas. La gastronomía típica del pueblo también estaba expuesta y lista para degustar, como los buñuelos y la carne a la brasa. En este sentido, también se realizó la tradicional matanza del cerdo. Los animales vivos despertaron el interés de los pequeños, quienes pudieron ver burros, conejos, patos y cabras.

La muestra etnológica también fue turística. Los visitantes pudieron descubrir algunos lugares emblemáticos de Suera, como el campanario, la iglesia parroquial, el calvario o la ermita del Santísimo Crist de la Clemencia.

Las calles fueron engalanadas para la ocasión, pero además, en cada rincón era fácil ver fotografías, utensilios, trabajos elaborados con madera e indumentarias de otras épocas que transportaban al pasado.

De nuevo, también hubo muchas cámaras fotográficas en el evento, y es que el concurso que cada año capta los mejores momentos de la muestra etnológica también se ha vuelto una tradición. De hecho, este año ya son dieciocho las ediciones.

La próxima fiesta llegará a Suera el próximo día 5, con la representación de la obra «Els reis mags a Suera» una pieza teatral escrita por Vicent Fausto para ser representada por las calles del pueblo durante la víspera de Reyes.