Señores de la capital de España: estamos en la jornada 18, a un partido de acabar la primera vuelta, y no oigo hablar por ningún lado del Villarreal CF. Sí, ese equipo de pueblo, de una pequeña provincia llamada Castelló, actual cuarto clasificado. Ese equipo que hace poco estaba otra vez en Segunda División y del que muchos parecen haber olvidado que no tanto tiempo atrás fue semifinalista de Champions y subcampeón de Liga por delante de algunos llamados grandes de España.

Sé, y entiendo, que vende más la pelea por el título con tres monstruos como el Atlético, Barcelona y Real Madrid, que las bondades de un equipo pequeño que obra milagros temporada sí, temporada también. Pero no por ello voy a dejar de reivindicar, aquí o donde haga falta, los quehaceres de un proyecto que bajo la batuta de los Roig y con la dirección de Marcelino, a la chita callando, ha situado casi al final de la primera vuelta de la competición al equipo cuarto con cinco puntos sobre el quinto, Celta, ocho sobre el sexto, Athletic, sin olvidarnos de los 10 que le saca al Sevilla y los 13 de ventaja que cuenta con respecto al Valencia de Lim y Mendes o al Málaga del jeque, entre otros rivales.

Un proyecto que viene a demostrar que con inversión, humildad, eficiencia económica, cantera y trabajo se puede llagar a lo más alto, hasta el punto de codearse con los grandes de un país que sigue mirando hacia otro lado como queriendo evitar que una pequeña población haga historia. Y todo ello con las muchas dificultades que este año deportivamente está atravesando la entidad. Sino, que se lo digan a Marcelino. No quiero pensar qué trato mediático se le estaría dando al cuarto clasificado, aspirante a tercero y por tanto a puesto directo de Champions, equipo que se encuentra a un sólo punto del Real Madrid, si ese fuera un Valencia, un Sevilla o un Athletic de Bilbao. Seguro que diferente, sea por población, tradición o simplemente por sensaciones de quien decide dedicarle más o menos atención. Seguramente mucho más del que ahora se le ofrece.

Solo me sabe mal el hecho de ser cuarto, a un punto del Real Madrid, por si esto todavía aumenta más el malestar de Florentino Pérez con el Villarreal. No es suficiente que le echamos con malas artes de la Copa y le ganamos en El Madrigal, que además ahora, tal cual mosca cojonera, queremos arrebatarle la tercera posición. Todo ello sin contar con el tema Castor. Me da a mí que Cheryshev no va a vestir de amarillo. Este año no. Aun así, a la espera de un mejor trato, seguimos trabajando. Tiempo por venir futuro.