El Villarreal ha completado una transformación sorprendente en apenas un mes. A principios de diciembre, era un equipo débil, al que cualquiera podía hacerle daño poniendo un poco de intensidad. Pero ahora el submarino es una máquina bien engrasada, llena de confianza, que necesita sólo de un poco de acierto y una superioridad táctica envidiable para tumbar a su rival, características que le permiten prolongar su dinámica ganadora en Liga. Ayer sumó su sexta victoria consecutiva gracias a dos tantos de Bakambu y a dos asistencias de Soldado, una pareja mortal, y se consolida en la cuarta plaza, dejando ya a diez puntos al sexto clasificado.

Cambió el color de la camiseta del rival y el estadio en el que se disputó el encuentro pero, si no hubiese sido por estos detalles, cualquiera podría haber pensado que el Villarreal estaba disputando de nuevo el encuentro de siete días antes contra el Deportivo. El enfrentamiento se desplegó de una manera muy similar. El aspecto táctico mandó sobre el juego y, como si fuese una partida de ajedrez, tanto Villarreal como Sporting midieron mucho sus movimientos para evitar desguarecerse atrás y buscar superioridad ofensiva.

El Sporting mostró que tiene hechuras para estar más arriba en la clasificación y escapar del descenso, si mejora de cara a puerta. Durante mucho minutos, le jugó de tú a tú al Villarreal e incluso desactivó a Bruno y Trigueros, evitando la superioridad amarilla en la zona medular.

Por parte local, sólo la profundidad de Denis Suárez trataba de escaparse del plan trazado. Un disparo suyo, en el arranque, obligó a Cuéllar a emplearse Era la única actividad ofensiva, ya que Bakambu y Soldado, latentes, esperaban su oportunidad.

Se animó el Sporting a buscar la portería de Areola, aunque con más voluntad que claridad. La polémica llegó con un saque de banda de Luis Hernández que se coló en la portería local. Gil Manzano no dio el gol porque nadie tocó el esférico, aunque queda la duda de si Bernardo lo hizo.

Cuando más agobiado parecía el Villarreal, como en Riazor siete días atrás, la bestia despertó para asestar una zarpazo mortal. Avisó Bakambu, en el minuto 26, con un cabezazo que se marchó alto. Tras el saque de puerta, Luis Hernández perdió el esférico ante la presión de Bruno. El capitán se la cedió a Soldado que entró en el área por la banda derecha. El delantero le dio el pase de la muerte a Bakambu que, sin marca, batía a Cuéllar.

La desgracia se cebó con los asturianos. En el minuto 37, al intentar despejar, la rodilla derecha de Bernardo se lesionó y el central sportinguista tuvo que ser sustituido. La superioridad del Villarreal y la fortuna parecía decirle a los rojiblancos que no era su día.

Un revolucionado Halilovic, con más buenas intenciones que resultados positivos en sus acciones, condujo el partido al descanso perdonando el empate.

La sentencia

La segunda mitad no tuvo demasiada historia o, mejor dicho, sólo tuvo la que el Sporting quiso escribir. Sucedió como siete días antes. El Villarreal le entregó el partido a su rival que apretó y encerró a los amarillos en su campo. Pero hubo dos diferencias de peso que explican que el submarino no se aliara, en esta ocasión, con la fortuna para vencer el encuentro.

La primera fue que la conexión Bakambu-Soldado sentenció el encuentro. El valenciano, reconvertido en segunda punta y asistente de lujo en una transformación que le ha permitido convertirse en un pieza imprescindible para el equipo, lanzó un pase largo en busca del área. Bakambu se inventó un regate de fantasía para cobrar algo de espacio ante Luis Hernández. Su disparo al palo largo se convirtió en el 2-0, con la colaboración de la madera. Era el minuto 51.

La segunda variación fue el contrincante. El Sporting no tiene la potencia ofensiva del Deportivo. Los rojiblancos, remolcados por un Halilovic voluntarioso pero algo desquiciado, encerraron a un Villarreal que no se encontraba incómodo en esa situación. Pero los de Abelardo adolecieron de falta de definición y no recortaron distancias. Los locales, con la salida de Samu García, Baptistao y Pina apuntalaron el triunfo. El equipo se afianza en la cuarta plaza y todavía busca su techo.