A los pocos años de firmarse el decreto de nueva planta nacía el actual palacio consistorial de la capital de la Plana. La corporación local cambió en 1716 el viejo edificio gótico de la plaza de la Hierba por un inmueble de estructura clásica en la conocida plaza Mayor. La inauguración se produjo el 3 de febrero, día de Sant Blai, motivo por el que este santo fue declarado patrón de la ciudad junto a Sant Cristófor, Sant Roc y la Verge de Lledó.

Un mural alegórico de 1843 en honor a la victoria de las tropas liberales frente a las carlistas (obra de Joaquín Oliet o su discípulo Juan Bautista Carbó) que ahora luce en el techo del salón de plenos fue retirado en 1952 en plena dictadura franquista y luego recuperado en la etapa democrática. Hasta 1898 una prisión ocupaba los bajos del consistorio y sus reos escavaban túneles para escaparse que los que llevaban a un cementerio situado en la plaza de la Pescadería. La oficina de prensa era antiguamente una capilla, que conserva un fresco de 1958, de Ramón Catalán, que representa una exaltación de la Verge de Lledó.

Se tratan de algunos de los recuerdos del palacio municipal que ayer relató el cronista oficial de la ciudad, Antoni Gascó, en una visita guiada a los medios de comunicación junto al vicealcalde, Enric Nomdedéu. Este acto forma parte del programa de actividades que ha previsto el equipo de gobierno por el tercer centenario del edificio consistorial.

Gascó mostró la parte noble y el resto de dependencias municipales del ayuntamiento que fueron objeto de su última remodelación en 1952, con Carlos Fabra Andrés (padre del expresidente de la Diputación Provincial) de alcalde. Entonces se construyó la escalinata de mármol de la entrada que ornamentó Joan Baptista Porcar con un mural que combina referencias alegóricas con personajes y motivos de la historia y tradiciones de la capital. El vestíbulo nos recibe con una escultura de la Diosa Minerva (de Juan Adsuara) de homenaje a las aulas de la Latinidad. En los años 50 surgió la vidriera que corona la escalinata.

El despacho de la alcaldía fue revestido con madera noble a instancias del cronista Lluís Revest, que le confiere una imagen «solemne y aristocrática», subraya Gascó. Destacan cuadros de Porcar y un grabado del siglo XVIII del Santo Sepulcro del pintor Oliet. La alcaldesa, Amparo Marco, apunta en la visita que han rescatado un cuadro de Vicent Castell que encontraron abandonado en una habitación del Centro de Cultura.

El salón de plenos acoge retratos de hijos ilustres de la ciudad como Matilde Salvador, Doctor Clará, Cardona Vives, Sos Baynat o Bernat Artola, entre otros, así como un cuadro Felipe VI, de reciente creación. El anterior, de Juan Carlos I, pervive junto a la figura de Minerva.

De la reforma proceden, asimismo, tres imponentes lámparas, «demasiadas», según Gascó.