Los últimos cuatro partidos del Villarreal han instalado al equipo en una dicotomía difícil de conciliar. Mientras los números del conjunto de Marcelino García Toral son envidiables, las sensaciones que transmite son preocupantes y han comenzado a generar algunas dudas.

La derrota copera en El Madrigal frente al Athletic de Bilbao y el empate del sábado, también en casa, frente al Betis han encendido las alarmas por la actitud y la intensidad mostrada por el equipo amarillo en estos partidos. Algo que se une a dos encuentros en los que el submarino tampoco mostró su mejor versión, los disputados ante el Athletic en la ida de los octavos de la Copa del Rey, donde los rojiblancos remontaron en la segunda mitad, y el enfrentamiento liguero ante el Sporting de Gijón.

Estas actuaciones han quitado el foco a la fantástica racha que el Villarreal acumula en la competición de la regularidad. Los amarillos acumulan siete jornadas consecutivas sin perder y han sumado 19 de los últimos 21 puntos que se han puesto en liza.

De hecho, desde principios de diciembre, el conjunto de Marcelino es el mejor equipo de la Liga BBVA. En los últimos siete encuentros, los amarillos han conseguido seis victorias y un empate, unos números mejores que los del Atlético de Madrid, actual líder de la competición.

El equipo de Diego Pablo Simeone, tras su triunfo de ayer contra Las Palmas, ha conseguido 18 puntos desde principios de diciembre. Seis triunfos y la derrota contra el Málaga, es el bagaje de los rojiblancas en este tramo de competición.

Tampoco igualan a los amarillos el Real Madrid, que ha conseguido 16 puntos, y el Barcelona, que ha logrado 12 (aunque con un partido menos jugado).

Pero, donde más beneficio le ha reportado esta racha al Villarreal es en comparación con sus rivales directos por un puesto en competición europea. En el último mes y medio de competición, el submarino le ha sacado 5 puntos al Sevilla, 9 al Celta de Vigo y 13 al Valencia de Gary Neville.

Eliminación copera y mal juego

Pero los números no evitan un cierto mosqueo ante la imagen mostrada por el Villarreal en las últimas semanas. Donde peores sensaciones dejó el conjunto de la Plana fue en la Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao. En una eliminatoria de 180 minutos de duración, se podría decir que el submarino sólo compitió durante cuarenta y cinco minutos. En la primera parte en San Mamés, un conjunto con actitud e intensidad se marchó al descanso con una ventaja de 0-2.

Pero, en la segunda parte de la ida y en el duelo de vuelta, el Villarreal mostró su peor versión. El submarino se vio superado por el hambre de los vascos que, primero, voltearon el marcador en San Mamés y, después, superaron a los castellonenses en El Madrigal. Fue como si los amarillos jugaran por debajo de sus posibilidades, a un ritmo menor del que son capaces.

Algo similar ha ocurrido en los últimos encuentros ligueros. Contra el Sporting y el Betis se hizo más que evidente la incapacidad del Villarreal para generar peligro con facilidad y un atasco en la circulación del esférico. Pero el equipo ya había dado señales de tener problemas ante el Valencia y el Deportivo, a los que ganó por la mínima en duelos en los que la fortuna se alió del lado amarillo, sobre todo contra los gallegos.

El técnico del Villarreal, Marcelino García, reconoció el sábado que el equipo necesita limpiar la cabeza y recuperar fuerzas. Ahora mismo, el submarino se encuentra en la encrucijada. Si no mejora su juego, es posible que empiece a enredarse en una dinámica negativa y, si su juego no recuperar intensidad, sería complicada mantener el rendimiento de los últimos meses.