«Todas las personas que tienen la suerte de vivir en un país desarrollado, con todas las comodidades a su alcance, deberían vivir por lo menos una vez en la vida una experiencia así, te hace reflexionar mucho sobre el estilo de vida europeo y te enseña a valorar mucho más lo que tienes». Este el balance que hizo Inés Torán, una alumna de Ingeniería Agroalimentaria de la Universitat Jaume I, al concluir las prácticas solidarias en Etiopía el curso pasado.

Este programa de formación, pionero en España, ofrece al estudiantado la posibilidad de desarrollar sus prácticas curriculares en países empobrecidos a la vez que participan en proyectos de ayuda al desarrollo. «El objetivo es adquirir experiencia práctica en distintos ámbitos profesionales, mejorar la comprensión de la realidad económica y social de estos países y adquirir aptitudes para la cooperación», explica la responsable de la Oficina de Inserción Profesional y Estancias en Prácticas de la UJI, Maribel Beas.

En este curso se ofertan prácticas para Nicaragua, Bolivia, República Dominicana y Guinea Ecuatorial, y el plazo para solicitarlas concluye el próximo viernes. En esta ocasión, la convocatoria se dirige a estudiantes de las siguientes titulaciones: Máster Universitario en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo, Máster de Cooperación al desarrollo, Maestro o Maestra de Educación Infantil y Maestro o Maestra de Educación Primaria.

Los destinos y los perfiles académicos van variando en cada edición del programa de prácticas. Así, en cursos anteriores se han desarrollado estancias en universidades y oenegés de otros países empobrecidos, donde los alumnos han podido realizar desde proyectos de ingeniería en países africanos, hasta prácticas docentes en escuelas latinoamericanas.

Inés Torán desarrolló su estancia en la universidad etíope Bahir Dar, junto a otros estudiantes, y colaboró en el diseño de un sistema de bombeo fotovoltaico para riego por goteo. Para la realización del proyecto visitó zonas de cultivo y entrevistó a los agricultores locales, según relata en el vídeo publicado en la web de la UJI. Además de la experiencia formativa, valora las vivencias que le enriquecieron no sólo como estudiante, sino como ciudadana. «Impresiona ver a los niños descalzos caminando por terrenos embarrados y llenos de piedras» o «con camisetas grandes, rotas y sucias que llevan de vestido porque es lo único que tienen», dice la estudiante. Define su estancia como «una montaña rusa: hay bajadas de vértigo cuando ves situaciones tan duras y subidas de estrépito cuando al darles lo que tienes ves la felicidad en su cara».