Cuando muchas personas de un mismo origen comparten una cualidad o una características, popularmente se suele decir que el agua que beben debe de tener algo especial. Este símil bien valdría para la Vall d'Uixó y la búsqueda de la paz como única salida posible para la resolución de los conflictos que desestabilizan a la humanidad. Tanto es así que en muchos puntos de España, pero especialmente en Cataluña, afirman que en esta ciudad hay un lobby de la paz, formado por cuatro personas que están dedicando gran parte de sus vidas a reivindicar otra manera de entender la vida.

Esta semana, la asociación Amics de la Vall completó un círculo que se inició en el mes de noviembre, de la mano de la ONG Sud, con la presentación del libro Diccionario de la guerra, la paz y el desarme, de Alejandro Pozo Marín y Jordi Calvo Rufanges; continuó el fin de semana pasado con la celebración del día de la paz en el Casal Jaume I, en la que participó Vicent Martínez Guzmán y se culminó con la conferencia sobre los refugiados y las consecuencias sociales y humanitarias de las guerras, realizada por Tica Font.

Todos ellos son naturales de la Vall d'Uixó y todos en un momento de sus vidas confluyeron en la misma meta: demostrar con su investigación, sus reflexiones y su trabajo, que la paz es posible, de hecho es indispensable. Pero además, en la actualidad, todos ellos comparten un mismo lugar de residencia y trabajo, la ciudad de Barcelona, de ahí que en sus círculos de estudio e investigación de la paz, la Vall d'Uixó no sea cualquier ciudad.

Tica Font asegura que todo es fruto de «un cúmulo de casualidades». Ella coincidió hace muchos años en el IES Honori García con Vicent Martínez Guzmán, cuando éste todavía no había iniciado su trabajo en este campo, pero ese encuentro fue por muy poco tiempo. En aquel entonces, sin saberlo, ambos compartían la misma inquietud, que por un lado llevó a Font a sumarse a la campaña iniciada contra la integración de España en la OTAN, allá por los ochenta, mientras que Vicent Martínez acabaría dirigiendo el Máster d'Estudis per la Pau de la UJI.

Por su parte, tanto Alejandro Pozo, como Jordi Calvo, «estaban más centrados en temas de desarrollo, pero acabaron encontrándose en el Máster de la Paz que dirigía Vicent, porque entendieron que existe una conexión clara entre ambos conceptos». Tica Font vuelve a atribuirle a la casualidad que Alejandro Pozo trasladara su residencia a Barcelona, al encontrar trabajo allí, lo que le llevó a entrar en contacto con el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, sin saber que su directora compartía su mismo origen. Poco tiempo después, apenas unos meses, recaló en el mismo lugar Jordi Calvo. Y así se constituyó, casi sin pretenderlo, ese curioso lobby que vuelve a situar una vez más a la Vall d'Uixó en la vanguardia de la paz de este país.

Precisamente fue también en la Vall donde se creó el primer Museu de la Pau de España, en el año 2000, desaparecido por falta de implicación política hace años.

Tica Font indicó que «he encontrado ese compromiso por cambiar el mundo. En la Vall aprendí disciplina, a ser trabajadora y organizada», y posiblemente es la misma esencia que comparte con sus compañeros de inquietudes y con todas las personas que se mueven alrededor del movimiento pacifista que cada vez es más evidente en esta ciudad de la Plana Baixa.

A parte de su trabajo, este lobby de la paz vallero ha logrado un reto muy relevante en su pueblo: servir de inspiración a muchas personas que están convencidas de que ellas también pueden aportar su granito de arena en ese proyecto de crear un mundo mejor.