La bocatería La Muralla de Castelló lleva 14 años dando servicio en el número 7 de la calle Rafalafena, perola notable renovación del local, y de su carta, ejecutada hace pocos meses permiten decir que está en el año cero de su nuevo 'look'. Al frente están Sergio y María José, que han sabido darle una vuelta de tuerca a una establecimiento que es ya algo más que una bocatería.
Con una amplia terraza al abrigo de la Muralla Liberal, el local ofrece tercio y montadito por 1,30 euros para matar el gusanillo, pero para los más exigentes cuentan con almuerzos que, por unos 5 euros, incluyen bebida, medio bocadillo o tapa y café. Entre sus pinchos destaca el de tortilla en todas sus variedades, aunque los clientes dan fe de la calidad de la clásica tortilla de patata.
Sergio lleva la hostelería en los genes pues con 18 años ya ayudaba a su padre en el mítico bar San remo de la capital de la Plana. El propietario de La Muralla subraya el positivo efecto de los cambios en una bocatería transformada más en un restaurante, con una apuesta decidida por la buena cocina . «Antes ofrecíamos cuatro tapas y unos cuantos bocadillos y la terraza era fundamentalmente para tomarse una cerveza, pero consideramos en su momento que había que dar un salto, y creo sinceramente que lo hemos conseguido», se sincera el propietario.
A diario cuenta para comer con un menú que incluyen la opción de elegir entre 12 primeros y 8 segundos. Los fines de semana se apuesta por menús degustación y en ocasiones especiales también renuevan la carta, como puede ser ahora para San Valentín.
Los clientes de diario son del barrio, pero los fines de semana se acercan de todos los puntos de la ciudad. Las rabas de calamar, las puntillas o la carrillera son algunos de los platos más solicitados en un local que apuesta por una clientela familiar.
