La despoblación progresiva y la falta de iniciativas empresariales lastran el desarrollo de las zonas rurales de la provincia de Castelló, que desde hace décadas ven cómo los recursos se concentran en los grandes municipios mientras los pueblos del interior pierden población joven y, con ella, mano de obra y posiblidades de futuro.
Consciente de esta realidad, la Universitat Jaume I puso en marcha en 2014 el programa Erasmus+IN2RURAL, un proyecto en el que colaboran empresas y otras dos universidades (de Rumanía y Hungría) y cuyo objetivo es mejorar la empleabilidad de los estudiantes en las áreas rurales promoviendo el sector de las energías renovables.
«Los pueblos del interior se ven abandonados por el poder político y están muy preocupados porque la demografía cae y nadie hace nada», afirma la coordinadora del proyecto, la profesora de Ingeniería Mecánica y Construcción de la UJI Leonor Hernández. Además, «la juventud de esos pueblos viene a las universidades y una vez acaba de formarse ya no vuelve a su lugar de origen porque no encuentra oportunidades, nuestro sueño es que estos alumnos vean que sí hay posibilidades económicas en las zonas rurales», señala la experta. La llave del futuro puede encontrarse en las energías renovables, teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la Unión Europea para 2020 es que el 20 por ciento de la energía se obtenga de fuentes no contaminantes.
«En las zonas rurales existen granjas que necesitan fuentes de calor, ¿por qué no hacer que funcionen con energías renovables en vez de diésel o por qué no usar la cáscara de las almendras producidas en las cooperativas para la calefacción de un instituto?», ejemplifica Hernández.
Los responsables del proyecto están ultimando un estudio de la implantación de las energías renovables del interior de la provincia de Castelló, así como un diagnóstico de la situación económica y social del entorno a través de entrevistas a empresarios, agentes de desarrollo local y ayuntamientos. Han tomado como referencia municipios con poca población como Viver o la Todolella y, además, han llevado a cabo en los últimos meses un seminario en Segorbe y una feria en Atzeneta del Maestrat para dar a conocer las posibilidades de uso de las energías renovables en zonas rurales con ejemplos prácticos desarrollados en la provincia. «La difusión es importante porque aún no se identifica las energías renovables como una oportunidad económica, cuando realmente lo es», señala la profesora coordinadora del proyecto.
Para los estudiantes de ingenierías, en especial para los que proceden de pueblos de interior, se han puesto en marcha varios convenios de prácticas con empresas del sector de los que se beneficiarán hasta 30 alumnos en total, que tras completar el periodo formativo podrán hacer intercambio con las universidades colaboradoras. El programa cuenta con la participación de entidades, como centros de formación profesional y gobiernos locales. De esta manera, la UJI pretende fomentar la empleabilidad de los jóvenes a la vez que promueve el desarrollo de las zonas más deprimidas de la provincia, donde las energías renovables pueden resultar un auténtico filón económico.
