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Nules retira las placas franquistas de la fachada de la iglesia tras obtener permiso del obispado

Fueron colocadas por organismos públicos en 1963 y 1964 y se han entregado a la parroquia para guardarlas como «documentos»

Nules retira las placas franquistas de la fachada de la iglesia tras obtener permiso del obispado

El último elemento considerado como exaltación del franquismo que todavía perduraba en el municipio de Nules desapareció ayer de la fachada de la plaza Mayor de la iglesia arciprestal de San Bartolomé y San Jaime. Se trataba de dos placas de mármol, una en memoria del dictador Primo de Rivera y otra de los caídos del municipio durante la Guerra Civil.

Este gesto, muy reivindicado durante años en el municipio por partidos como EU y PSPV, ha sido posible tras ponerse en contacto el consistorio con el obispado y transmitirle su deseo de dar cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica. Según confirmó ayer el primer teniente de alcalde, Adrián Sorribes (PSPV), desde el obispado se trasladó solicitud a la Conselleria de Cultura, que autorizó la retirada aunque advirtiendo que las placas «no pueden ser destruidas, porque son consideradas como un documento histórico». Es por ello que tras quitarlas, el ayuntamiento las entregó a la Parroquia «que desde el primer momento ha sabido cada paso que se iba a dar» aseguró el alcalde, David García.

Aunque lo cierto es que estos elementos no son propiedad de la Iglesia, ya que, como confirmó el Cronista Oficial de La Vila, Vicent Felip Sempere, fueron colocadas por organismos públicos entre 1963-1964, con toda probabilidad el ayuntamiento, previamente a la inauguración del templo reconstruido por Regiones Devastadas. Sorribes dijo que desde la Parroquia no se habría puesto ningún problema a la decisión de quitarlas de la fachada, pero no le correspondería hacerlo. El ayuntamiento no dudó en asumir la responsabilidad, una tarea que no fue sencilla porque ambas tienen grandes dimensiones, por lo que, además de instalar un andamio, tuvo que emplearse un camión con brazo articulado.

La medida no ha estado exenta de polémica, como ha sucedido en otros municipios en las mismas circunstancias. Tanto en la calle, como en las redes sociales, algunas personas defendían el carácter histórico de estas placas, con especial mención a la que hacía referencia precisamente a los asesinados en unas condiciones concretas durante la contienda. De hecho, el portavoz del Partido Popular, Mario García, no dudó en afirmar que esta «es una demostración más del sectarismo con el que actúa este equipo de gobierno, en el que se imponen las tesis más radicales».

Considerados mártires

Aunque la retirada de cualquier símbolo franquista cuenta con partidarios y detractores, en el caso de Nules el malestar estaría vinculado a los motivos por los que fallecieron las mayoría de las personas cuyos nombres aparecen en una de las placas que, «son considerados mártires, porque murieron por ser gente de Iglesia y no por tener vinculación política», remarcó el propio Cronista Oficial de La Vila.

Las dos únicas excepciones serían las del Jefe de Falange en la localidad, conocido como Atiliano El Cartero, «que fue de los primeros detenidos y trasladado a la cárcel de Castelló, donde murió asesinado», y la de un falangista que estaba en el frente «sabía de letra y lo tenían trabajando en las oficinas». Otro vecino, llamado a cavar trincheras, afirmó en público: «Los fascistas en las oficinas y los rojos a hacer trincheras», un comentario que fue escuchado por sus superiores que le pidieron que identificara al supuesto «fascista», que tras ser delatado, fue detenido y asesinado.

Entre el resto de personas se encontrarían los sacerdotes para los que el obispado solicitó recientemente la beatificación y cuyos restos fueron trasladados en el mes de octubre al interior de la iglesia parroquial para su veneración privada. También estarían «los 11 de Algar», vecinos que «fueron engañados», como relató el Cronista, invitándoles el 21 de junio de 1938 a subir a un camión en el que varios soldados republicanos, disfrazados de falangistas, les ofrecían la posibilidad de pasarse de bando ante la evidencia del avance nacional. Los que se decidieron no volvieron de ese viaje. Asimismo, están los nombres de «los tres primeros asesinados de la Guerra, dos pertenecientes al sindicato católico de la Caja Rural y un hombre que murió por no querer delatar a su hijo, que era sacerdote». Teniendo en cuenta este hecho es por el que el ayuntamiento considera conveniente que la Parroquia conserve estos testimonios y, al parecer, como apuntó el alcalde, la opción que se barajaría sería la de su colocación en el interior del campanario, una estructura que restaurada íntegra hace unos meses.

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