Utilizando la frase con la que Matías Prats inicia un espacio publicitario, «permíteme que insista», me veo en la obligación de volver a tomar como tema el Arenal, aprovechando que estamos de aniversario y que podemos perder toda posibilidad de que estos terrenos lleguen a ser algún día parte de la solución económica de esta ciudad.

En uno de los apartados del informe que la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio ha redactado exponiendo las condiciones que se exigen para la celebración del festival Arenal Sound, se da cuenta de un catálogo sobre las playas naturales y urbanas.

«Permíteme que insista». En los cincuenta años de propiedad municipal, con cantidad de proyectos, concursos, multitud de ilusiones y con aquella frase « l'Arenal p'al poble», dentro de unos años, posiblemente veamos algún proyecto cuya conformidad se decida fuera de esta ciudad. Destacar que el servicio de Costas está elaborando el catálogo de Playas Naturales y Urbanas de la Comunitat Valenciana y, de acuerdo con los criterios que se aplican teniendo en cuenta la existencia de la microrreserva y la anchura de servidumbre de protección en la zona, la playa del Arenal podría catalogarse como natural y por tanto sería necesario preservar la misma de los impactos negativos innecesarios.

«Permíteme que insista». El Arenal es una zona virgen en cuanto a construcciones. Si el propietario de estos terrenos, el ayuntamiento, con siete equipos de gobierno en estos 50 años no ha sabido dar una salida beneficiosa para la ciudad a los 300.000 metros cuadrados del Arenal, no debería sorprender a nadie que esta ciudad no tuviera nada que decir al respecto.

Borriana cuenta con una agricultura caduca, con escasos beneficios, el campo no es rentable, la temporalidad cada vez es más corta, duele decir aquello de ciudad dormitorio y de veraneantes, no de turistas. Y con todo ello, el Arenal sigue en el aire ante la falta de decisiones políticas.