El manual de defensa del político aconseja que el cargo público acusado se presente ante el tribunal como una persona sin criterio que se limita a acatar lo que le dicen los técnicos y a estampar su firma en documentos como un autómata. El exalcalde de Borriol y exdiputado provincial Adelino Santamaría se ciñó ayer al guión y declaró que desconocía los detalles del proyecto de la depuradora prevista en su municipio, así como que uno de los terrenos afectados era propiedad de su compañero en la diputación Francisco Martínez. Santamaría negó connivencia con Martínez y subrayó que fue él quien frenó «in extremis» la adquisición del solar cuando supo de quién era. Lo hizo, dijo, ante el temor de incurrir «en algo grave».

La segunda sesión del juicio por el caso de la depuradora de Borriol deparó la declaración del exalcalde de la localidad Adelino Santamaría, para quien el fiscal pide 3 años de prisión. Santamaría era diputado responsable del ciclo del agua, pero, según señaló, no tomaba decisiones y se limitaba a acudir una vez por semana a las comisiones informativas para refrendar los proyectos redactados por los técnicos. El de la depuradora, aseveró, lo dirigía Francisco Martínez.

Como alcalde de Borriol, relató, no participó en la elección de los terrenos para la depuradora. Sabía que la mayor parte del suelo afectado era propiedad del empresario Raúl Babiloni (el amigo y socio de Martínez), pero no que el entonces vicepresidente de la diputación tenía intereses en la zona. Según dijo, lo supo media hora antes del pleno del ayuntamiento que iba a aprobar la expropiación de los terrenos. El entonces teniente de alcalde de Borriol, Ibán Pauner, le avisó de que había escuchado en la radio que una finca era propiedad de Franvaltur, la empresa de Francisco Martínez y sus hijos. Santamaría ordenó retirar del orden del día la operación. ¿Por qué?, le preguntó el fiscal. «No lo encontré normal», respondió el exalcalde, quien prefirió retrasar el tema «antes que incurrir en algo más grave». Llamó al presidente de la diputación, Javier Moliner y éste decidió retirar del proyecto la parcela de Martínez. Finalmente, Moliner canceló la depuradora para disipar sospechas.

Declaró también el empresario Raúl Babiloni, quien señaló que vendió la famosa parcela 42 a la hija de Francisco Martínez (Andrea) porque había expectativas urbanísticas en la zona y quería ayudarla en su objetivo de convertirse en empresaria del sector turístico. De hecho, ambos eran socios en una empresa. El solar en cuestión acabó incluyéndose en el proyecto de la depuradora de Borriol y su expropiación habría supuesto un beneficio de 50.000 euros para la familia Martínez.

Raúl Babiloni afirmó que nunca habló del proyecto de la depuradora con Francisco Martínez y que, pese a ser amigos y socios, desconocía qué responsabilidades tenía éste en la diputación. De hecho, apuntó, creía que la depuradora era competencia de la Generalitat. Babiloni se presentó como una víctima de la depuradora, ya que el ayuntamiento le obligó a expropiar los terrenos. Según apuntó, el proyectó le devaluaba el terreno circundante.