Ser capaces de enfrentarse a problemas de manera objetiva e intentar solucionarlos sin implicarse con alguna de las partes enfrentadas y sin dar consejos, solo apostando por la reflexión y la mediación, será una de las capacidades con las que un equipo de alumnos del IES Honori García de la Vall d'Uixó podrá enfrentarse a su vida una vez finalicen su etapa académica.

Ese será uno de los principales logros de un proyecto que se viene impulsando en este centro de secundaria desde hace apenas un año y medio, a parte de conseguir que sean los propios alumnos los que detecten las situaciones de posible enfrentamiento, las analicen «y las resuelvan incluso antes de que se produzcan», según explica la directora, Araceli Garasa, respecto del proyecto del grupo de mediación que está integrado por una decena de estudiantes de 4º de ESO y 1º y 2º de Bachiller.

Todo comenzó el curso pasado, al plantearse el compromiso de no solo atajar problemas graves como el acoso escolar, sino también «prevenir que se produzcan», y la mejor manera de conseguirlo era que los propios alumnos fueran conscientes de su potencial al respecto. El primer paso fue motivar a los jóvenes que iban a convertirse en los mediadores, «que no tienen ningún perfil académico concreto, sino esa capacidad de conciliación o de saber superar los conflictos». Una vez se creó el equipo, se nombró a una profesora coordinadora, Nuria Gómez y se aportó el asesoramiento de la psicopedagoga.

La apuesta por la resolución de problemas mediante la mediación es tan decidida en el Honori García, que entre 10 y 15 profesores están formándose en la actualidad en este ámbito y se ofrece la posibilidad a los alumnos de hacerlo, como sucedió hace algunas semanas con su participación en las jornadas que se organizaron en Miralcamp.

«El equipo está muy motivado, ellos mismos detectan los posibles conflictos, los comunican y se coordinan para dar una respuesta», explica Garasa. En ningún caso se trata de cuestiones graves, dado que estas tienen un mecanismo de intervención contemplado en el reglamento interno del centro, pero sí que se trata de discusiones, peleas o enfrentamientos «típicos en esta edad, pero que si no resuelven a tiempo pueden complicarse y derivar en cuestiones más serias».

«La motivación del equipo de mediación es muy importante», de hecho cuentan con un enlace en la página web «en el que presentan un vídeo que han realizado ellos mismos con la ayuda de un profesor para que sus compañeros sepan que están a su disposición».

En muchos casos, se producen situaciones que los jóvenes no se atreven o no quieren compartir con los profesores, «pero sí que lo hacen con sus iguales, se sienten más cómodos» y es en este punto en el que el papel de los alumnos mediadores es fundamental. Aunque Araceli Garasa reconoce que «es pronto para analizar el resultado», las expectativas son muy positivas y los alumnos ya se han acostumbrado a la figura del mediador.

Pero esta no es la única apuesta por la implicación del propio alumnado para ayudar a sus compañeros. También existe el papel de Alumno tutor, en el que un grupo de estudiantes de Bachiller se dedican a asesorar y orientar a los de 1º y 2º de ESO desde el inicio del curso «para darles confianza y ayudarles en lo que necesiten».

En definitiva, la secundaria puede marcar el futuro de los jóvenes. Conseguir que ellos mismos reconozcan este hecho y se impliquen para ayudar a sus semejantes, también es una manera de educarles y convertirles en los hombres y mujeres del futuro, más allá de su formación estrictamente académica.