El barrio Gumbau es hoy un espacio de la capital de la Plana ganado para el disfrute de los ciudadanos en su cara oriental. Las calles Músico Perfecto Artola, Obispo Salinas, Hermanos Bou y la ronda de circunvalación enmarcan hoy un parque para oxigenarse, para el disfrute de los vecinos y para mirar el cielo. Nada que ver con lo que debía haber en la zona, o al menos ese era el interés del ayuntamiento de turno, ya que puede que muchos desconozcan que el objetivo era construir una gasolinera.
El proyecto se ideó a finales de los años 80 y todo estaba preparado para una estación de servicio entre lo que hoy es Músico Perfecto Artola y Hermanos Bou. Los vecinos empezaron a movilizarse y consiguieron que esta actuación, igual que pasó en su día con otra gasolinera en la calle Rafalafena, quedase guardada para siempre en la papelera.
Hoy toda esta zona es un agradable parque donde las familias del barrio tienen un espacio para el esparcimiento y donde los niños puedan pasar las tardes en los columpios o, simplemente, dar un pequeño paseo. El barrio ha abierto las puertas también a nuevas construcciones, bloques de viviendas que perfilan la entrada a la ciudad por la zona este. Y es más que probable que el desarrollo hubiese sido mayor de no ser por el freno total de los proyectos urbanísticos desde que explotase la crisis económica.
Quizás por ello, el parque tiene la cara negativa de solares que, aunque ahora están vallados en una parte, dejan entrever que se están convirtiendo en basureros que corren el peligro de transformarse en focos insalubres del barrio, como refleja la imagen inferior que acompaña este reportaje. Pero este pequeño punto negro no debe ocultar el mimo que ha tenido el ayuntamiento por preservar vestigios del pasado agrícola de la ciudad, como es el viejo edificio, fechado en 1932, del pozo Gumbau, que es el que da nombre a un barrio y que sigue funcionando para dar servicio a los regantes de la zona.
